Los estadounidenses son especialmente propensos a decir que los políticos son corruptos.

Many in U.S., Western Europe Say Their Political System Needs Major Reform. Americans are especially likely to say politicians are corrupt. By Richard Wike, Laura Silver, Shannon Shumacher and Aidan Connaughton.

El artículo nos habla sobre la extrema necesidad que se percibe en Estados Unidos y en Europa Occidental de reformar sustancialmente el sistema político en sus respectivos países, las personas encuestadas en este informe consideran que el Estado no les protege, como también lo es el que no están satisfechas con el sistema democrático que rige sus países e inclusive que considera que sus líderes son corruptos y por ende, la percepción de desconfianza resulta ser un común denominador en la mayoría de los países encuestados.

La lectura corresponde a una investigación desarrollada por el Pew Research Center, en la cual se entrevistó a ciudadanas y ciudadanos provenientes de Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Alemania, con la finalidad de evaluar tanto la confianza, como su capacidad de influir en los procesos de diseño de políticas públicas y en las reformas que las y los encuestados consideran necesarias y de su injerencia en materia de participación ciudadana, la cual a juzgar por los resultados, les resulta esencial.

Si bien esta percepción puede no ser nueva, si tomamos en cuenta el contexto coyuntural, observamos que los surveys datan de finales del año 2020, que por entonces se estaba lidiando con los efectos devastadores que la pandemia de COVID-19 había provocado y que cuyo efecto resultó ser doblemente negativo, debido a que a medida que continuaban luchando con una crisis de salud pública y desafíos económicos continuos, muchas personas en los Estados Unidos y Europa occidental también se sentían frustradas con la política, (Wike et al. 2021).

El estudio tiene tanto coincidencias como discrepancias en los resultados de los cuatro países según las estadísticas, ya que podemos observar que en Estados Unidos y en Francia, hay una gran mayoría que opina que sus sistemas necesitan grandes cambios, coincidiendo ambos en un 47% de personas que opinaron lo mismo, mientras que los que opinaron que tenía que ser reformado por completo fueron el 18% y el 21% respectivamente, mientras que en el Reino Unidos y en Alemania la tendencia fue distinta, ya que la percepción de hacer mayores cambios era de un 33% y un 35% respectivamente, y en ese mismo órden, el 14% y el 4% opinaron que se tenía que reformar por completo, (Wike et al. 2021).

Lo que estos resultados reflejan, tiene que ver mucho con la gestión de sus mandatarios en aquellos entonces, teniendo en cuenta que en Estados Unidos estaba Donald Trump, quien tenía una reputación muy comprometida por el jucio político que ya se había iniciado en su contra para ese momento, por lo que era obvio el que la gran mayoría de estadounidenses opinasen que su sistema político estaba siendo corrompido y no sentían sus intereses representados. Ahora, en cuanto al caso de Francia, la popularidad de Emmanuel Macron era debatida en un subibaja en la percepción de la opinión pública por la serie de protestas por las reformas a la ley de seguridad global, que derivaron en actos de barbarie por parte de las fuerzas del órden como la golpiza al músico afrodescendiente Michel Zecler, lo cual reafirmó en la sociedad francesa el sentiemiento de desconfianza ante la autoridad y de un temor constante por su propia seguridad.

En sentido opuesto, encontramos a Alemania y el Reino Unido, particularmente Alemania y esto es reflejo de la confianza sobre la gestión que sus jefes de Estado han ejercido, considerando que en el país germano era Ángela Merkel quien estaba al frente con tan impecable reputación desde 2005 y que en 2020 no fuese la excepción a pesar de que la pandemia la puso a prueba. Sus métodos de acercamiento con la ciudadanía sin duda eran únicos, tales como los diálogos semanales que mantuvo con su población vía zoom, escuchando sus necesidades y mostrando empatía, lo que sin duda le valió un repunte en su popularidad,  (Carbajosa 2020). Sin duda niveles nunca antes vistos, para tiempos nunca antes vistos.

Para el caso del Reino Unido, las discusiones donde la población participa abiertamente y donde se debaten temas de interés son el pan de cada día y esto obedece más a la forma de organización de la población, que a la gestión de Boris Johnson, su entonces primer ministro, más allá de los escándalos y controversias de su mandato. Lo anterior es resultado de una evolución de generaciones de la sociedad, puesto que la agitación política generada por los movimientos populistas y nuevas fuerzas emergentes han ganado terreno en todo el espectro ideológico, desafiando a los partidos y líderes tradicionales, (Wike et al. 2021).

El planteamiento de este artículo resulta revelador en detalle, y esto es también por la metodología realizada para el muestreo, misma que recogió datos a través de llamadas telefónicas, y grupos de enfoque, donde influyeron factores como la edad, condición económica, educación, así como el país de residencia, por lo que si bien no fue un análisis exhaustivo sobre el contexto de cada país, sí fue lo suficientemente representativo para tomar el pulso a la población en un momento crítico para el estado de ánimo colectivo, (Carbajosa 2020).

La construcción de paz se ve comprometida cuando hay incertidumbre, puesto que no hay cohesión social si no hay condiciones de gobernanza y esta misma se construye con una base radicada en la confianza. Lo anterior encuentra realción con otra annotation de CIPMEX sobre el texto de las autoras Tavernise y Gardnier de 2019 que lleva por título “No one believes anything” sobre el juicio a Donald Trump impulsado por el partido demócrata, con el cual a pesar de las pruebas y testimonios difedignos en contra de Trump, los estadounidenses no estaban escuchando y esto se debe a que la gente no se siente tomada en cuenta, para lo cual el sistema se vuelve una democracia de iure y vive un escenario tambaleante donde nadie se siente representado y el riesgo de rebelión es alto, lo que genera tensión y ésta en poco tiempo genera condiciones de violencia colectiva que termina por rebasar al sistema político cualquiera que este fuere.

Al final, lo que este artículo trae a la mesa, es la inegable tarea pendiente que las democracias occidentales tienen  para con su población, misma que requiere erradicar el mindset colectivo sobre la idea de los políticos fuera del alcance de la sociedad, así como de su cuestionada actuación en la gestión de la adminsitración pública y avanzar hacia una democracia participativa y confiable donde el reflejo del gobierno, sea la voz del pueblo.

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