Cómo detener la matanza

Knowles, Daniel. 2022. «How to stop the killing». The Economist. September. https://www.economist.com/special-report/2022/09/12/how-to-stop-the-killing?giftId=05c3b97c-c7b1-4a25-8a35-854a052d20a5.

*Ésta es una síntesis anotada realizada por CIPMEX sobre el texto arriba referido* 

En un esfuerzo por entender cómo es que la violencia en los Estados Unidos ha ido escalando a niveles no vistos desde la década de los noventa (Knowles 2022), el diario The Economist pone en perspectiva la manera en la cual los asesinatos han vuelto a ser el centro del miedo y de la atención en un país que se presume libre, así como de un gran poder hacia el exterior en lo económico y en lo político.

Sin embargo, la realidad cambia cuando miramos hacia adentro, puesto que Estados Unidos dista mucho de poner orden en su propia casa y cada vez está más claro que las cosas se les están saliendo de control. El presente reporte refleja desde la perspectiva de una madre víctima del asesinato de su hijo Damion (un jóven afrodescendiente) quien fue asesinado tras ocho impactos de bala al salir de un club nocturno ubicado en los alrededores del Busch Stadium, donde los Cardinals juegan beisbol y que a pesar de la brutalidad y la osadía con la cual el ataque fue perpetrado, no hay detenidos (Knowles 2022).

Los datos son reveladores, puesto que en los Estados Unidos, las personas negras tienen doce veces más probabilidad de ser víctimas de homicidio por arma de fuego que las personas blancas, (citado en CNBC, 2022). Las causas son diversas, tales como el racismo que no logra erradicarse, la facilidad para acceder a la compra de armas de fuego -el cual es legado de la 2ª enmienda- , y ahora esta abrupta incidencia que se ha presentado con la llegada de la pandemia del COVID-19,  debido a los efectos del confinamiento que afectaron en todas las esferas de la sociedad.

No obstante, a pesar de la disminución de otro tipo de delitos, llama la atención el hecho de que los ataques a la población afroamericana no hayan dejado de ocurrir, sino que por el contrario, se incrementaran, ya que el autor de este reporte nos deja ver que la justicia brilla por su ausencia al tratarse de la vida de una persona de color sin importar cuan lejos se ha ido en este debate en los Estados Unidos durante los últimos años y que se incendió aún más tras el movimiento “Black Lives Matter” tras el asesinato de George Floyd un hombre negro desarmado a manos de la policía. Empero, esto se agrava cuando es la propia gente del vecindario quienes abren fuego contra su propia gente (Knowles 2022).

Ante la gravedad del daño a la población afroamericana, se requieren mecanismos que vayan más allá de las acciones penales, y pongan el foco en la deconstrucción del prejuicio y la discriminación por motivos raciales, puesto que a raíz del acontecimiento de George Floyd, se ha sucitado con más fuerza la necesidad de alzar la voz ante la discriminación y la violencia sufrida en contra de este sector de la población. Los llamados a las comisiones de la verdad, la rendición de cuentas y la necesidad de sanación y reconciliación en los Estados Unidos están circulando en redes sociales, blogs y periódicos, lo más probable es que siga, (Miller 2020).

Asimismo, el texto guarda relación con la annotation sobre la lectura de “The fullest Loos Yet at the racial inequity of Coronavirus” sobre lo que les autores Oppel, Richard A. y K.K. Rebecca S referían acerca de cómo es que la velocidad de contagios por COVID-19 afectaba aún más a la población negra que a la población blanca, porque los primeros viven en condiciones de pobreza y marginación que les hacían salir a la calle a trabajar para poder conservar el estilo de vida que tenían y poder sobrevivir, al tener que trabajar en la primera línea de trabajadores esenciales y vivir en condiciones mayormente de hacinamiento debido a la falta de calidad de vida y marginación que persiste sin importar si viven en las grandes ciudades como Nueva York, o en una remota comunidad rural en Tenessee.

El documento nos refiere a que en Estados Unidos, la tasa de homicidios es seis veces más grande que el de otras potencias occidentales tales como Gran Bretaña, Francia y Alemania y más de veinte veces mayor que la de Japón, (Knowles 2022), y ante estas cifras, los encabezados de los diarios, las imágenes en los medios de comunicación y la violencia en las calles, lo que se genera es pánico en la sociedad y una ausencia de paz al tener un gran temor de salir a las calles, lo que lleva a muchos a huir de sus vecinadarios, a desconfiar del sistema de seguridad y justicia y de una sensación de desprotección ante las autoridades que están a cargo de procurarlas.

De lo anteriormente expuesto podemos decir que este reporte es una mirada a una problemática seria que no ha sido gestionada adecuadamente desde sus diversas aristas y es que esto se refleja en la fuerte discriminación que la población afroamericana vive día con día, debido a la falta de oportunidades en acceso a la educación y a trabajos dignos, que les marginan sistemáticamente y que ellos mismos refieren que les ha generado grandes traumas que trascienden generaciones y familias enteras, y que al ver crimentes como el de George Floyd, lejos de sentirse ajenos, se sienten plenamente representados, (CNBC 2022).

Ante este escenario cabe llevar a la reflexión las causas de fondo que han llevado a efectuarse estos hechos, los cuales se ubican en uno de los peldaños más altos según la pirámide del odio, establecida por la Liga Antidifamación (ADL por sus siglas en inglés) la cual comienza con normalizar estereotipos y los prejuicios ante una persona o comunidad y que si estos actos se normalizan, terminan en actos de violencia directa que ponen en peligro la vida de las víctimas que puede derivar en actos como el genocidio, siendo este la cúspide de dicha pirámide.

De lo anterior podemos decir que el discurso de odio en contra de la persona que se considera como “el otro”, y más aún tratándose de una diferencia racial o étnica, se percibe como inferior y donde el mismo sistema social y de justicia sigue perpetuando las diferencias que existieron durante la época de la segregación, llevandola a un contexto implícito a pesar de todos los años en los cuales se ha luchado para erradicar todas estas formas de intolerancia y violencia racial en los Estados Unidos.

Lo que se requiere hoy en día es resignificar los esfuerzos que se han realizado históricamente desde la época de la segregación, hasta el día de hoy. Ejemplo de ello es lo sugerido por Gordon Allport en su Teoría del Contacto Intergrupal de 1954. Esta teoría la desarrolló en pleno auge de la segregación en los Estados Unidos, en el marco de las leyes “Jim Crow” la cual considera que el contacto entre miembros de diferentes grupos puede trabajar para reducir los prejuicios y los conflictos intergrupales, siempre y cuando se reúnan condiciones esenciales para su éxito. Según Allport, las condiciones necesarias son: igualdad de estatus, cooperación intergrupal, objetivos comunes y apoyo por parte de autoridades sociales e institucionales, (Everett 2013).

Teorías como las de Allport, así como las protestas silenciosas como la de Colin Kaepernick en la NFL en 2016,  el activismo de Martin Luther King a favor de los derechos civiles de los afrodescendientes y el movimiento Black Lives Matter de la actualidad, representan esfuerzos concentrados en líderes y grupos de personas que se han unido para superar los efectos de la segregación y la injusticia social que han vivido las comunidades afroamericanas y lograr así una sociedad más inclusiva.

Más allá de las políticas públicas que sancionen el abuso del poder o la discriminación contra personas afroamericanas, primero se deben atender las causas que los originan e ir a fondo en la investigación de las causas que generan la polarización de la sociedad estadounidense, la cual es legado de la supremacía blanca de la colonización que excluyó, esclavizó y persiguió a personas indígenas de las Américas y África, causando así un trauma generacional (Schirch 2021).

Es así que para superar las barreras históricas de la intolerancia racial en los Estados Unidos, se requieren mecanismos que constituyan una tercera vía hacia la resolución de conflictos. Ejemplo de ello es la promoción  de acciones de  justicia transicional entre comunidades para así encaminar dinámicas que contribuyan a deconstruir el prejuicio y transitar hacia una construcción de paz efectiva a través del diálogo entre comunidades y elevar así el nivel de discusión hacia las esferas políticas, mismo que contribuirá a disminuir sustancialmente los niveles de violencia hacia la población afroamericana, permitiendo dejar atrás la polarización donde la sociedad en su conjunto pueda ser realmente libre e inclusiva y donde los prejuicios raciales no tengan más cabida.

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