Ciberterrorismo: la nueva frontera

Stroobants, Serge. 2018. “Cyberterrorism is the New Frontier”. Global Terrorism Index 2018, p.p. 76-78. Disponible en: https://bit.ly/2E2QXtG

*Esta es una síntesis anotada realizada por CIPMEX sobre el texto arriba referido*

Los grupos terroristas han estado utilizando el ciberespacio para potencializar el efecto de su propaganda ideológica, esparcir creencias extremistas, facilitar reclutamiento y radicalización e incluso dirigir ataques desde zonas remotas; ciberterrorismo es la nueva frontera (2018, 76). Francia ha sido un campo de batalla en esta nueva modalidad, ya que la ideología extremista ha sido compartida intensamente a través de redes sociales, ataques terroristas han sido perpetrados por individuos contactados y reclutados a través de redes e incluso esos mismos ataques han sido dirigidos, en tiempo real, a través de internet por medios encriptados (2018, 76). Es aún más difícil identificar a individuos vulnerables a radicalización, ya que la reconfiguración del accionar de ISIS, tras su parcial derrota en territorio físico, apunta a que individuos radicalizados ataquen en el país en que se encuentran (sin necesidad de que viajen a Siria o tengan que contactar presencialmente a un mando de la red terrorista) (2018, 76-77). Debido al uso intensivo de medios en el ciberespacio, ciberataques a estructuras críticas se han convertido en una nueva amenaza para los Estados y la población civil. De esta manera, ciberterrorismo se define como: “un ataque a infraestructura electrónica por un propósito político o para causar o inspirar miedo al público general a través de medios electrónicos” (2018, 76).

Miembros del Estado Islámico han escrito manuales para capacitar en ciberataques y ocultamiento de identidad tras intrusiones en estructuras críticas; han habido diversos ataques a los sistemas del Departamento de Defensa de EUA, resultando en el robo de información personal de militares (2018, 77). Los ciberataques no tienen que ser de gran magnitud para infligir daño: métodos como el phishing o robo de información confidencial como tarjetas de crédito les permite tener acceso a la información de sus rivales o financiar operaciones en el campo(2018, 77). Ataques DDoS también son populares para redes terroristas ya que satura las redes de instituciones, inhabilitándolas por cierto tiempo; además son poco costosos y fáciles de realizar. Este tipo de ataques se pueden combinar con secuestro de información o de bases de datos, como sucedió a hospitales británicos durante el ataque Wannacry de 2017 (2018, 77).

Han habido diversos esfuerzos de cooperación internacional para combatir en el terreno de ciberseguridad, pero no se ha logrado consenso sobre procesos y protocolos; EUA y Reino Unido sí tienen una estructura eficiente de defensa, pero el resto de los países se han quedado rezagados e intentan desarrollarse individualmente (2018, 78). La estrategia de contraterrorismo de la Unión Europea se basa en 4 pilares: prevensión, protección, persecución y respuesta (2018, 78); sin embargo, este modelo es de 2005 y no está claro si puede aplicarse de la misma manera al campo de ciberseguridad. Han habido aproximaciones con entidades corporativas especializadas en ciberseguridad para capacitar a oficiales de defensa en estas áreas para logar especialización defensiva y ofensiva. También se ha intentado establecer una gobernanza global de cooperación entre agencias de defensa para elaborar protocolos de respuesta más eficientes. Sin embargo, nuevas tecnologías como Bitcoin dificultan el rastreo y ofensiva contra ciberterrorismo, ya que con estos medios se pueden hacer transacciones inmediatas, anónimas y sin restricciones (2018, 78).

El surgimiento del ciberterrorismo abre nuevas posibilidades de ataque que han expuesto debilidades en países que gastan grandes cantidades en seguridad. La facilidad de su uso vulnera a la población civil de todo el mundo. También, considerando los nexos entre crimen organizado y redes terroristas, debemos preguntarnos si también otros Estados (como México y su lucha contra cárteles de narcotráfico) tienen las suficientes capacidades de defensiva y ofensiva en ciberseguridad. Esta área ha surgido como la más relevante en distintos escenarios de confrontación global, por lo que se debe considerar el incremento de inversión y gasto en la defensa de estructuras críticas contra ciberataques. Finalmente, tecnologías como Bitcoin también podrían dar ventaja en la lucha contra el ciberterrorismo, ya que puede ayudar a solucionar el problema de gobernanza global y coordinación entre agencias de seguridad de diversos países; minimizaría tiempos de respuesta, ya que cambiar la información en una terminal hace lo mismo en el resto de la misma red.

*Si desea leer el texto original del autor referido, puede consultar este enlace: https://bit.ly/2E2QXtG

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