No es fracaso de la COP25, es fracaso de todos

Por: Sofía Quintanilla. Publicado por El Sol de México el 20 de diciembre de 2019. Texto original: https://cutt.ly/ctlSiN5

El lema de la COP25—la conferencia de Naciones Unidas sobre el cambio climático, celebradas este año en Madrid—fue “Tiempo de actuar.” Su logotipo fue un reloj que mostraba las 23:45hrs. Pasó la medianoche del viernes (programada como el último día de la cumbre) así como la del sábado. A pesar de que se extendieron dos días, terminando el domingo 15 de diciembre, las negociaciones no lograron formular un acuerdo para obligar a los países a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). El cambio climático es una amenaza real para el presente y futuro de nuestro planeta. No obstante, este año en la COP25 no hubo más que oportunidades desperdiciadas para lograr el cambio que se requiere.

Emisores importantes como Australia, Brasil, China, Estados Unidos, entre otros, fueron acusados de retrasar el progreso. Por ejemplo, Brasil se negó a comprometerse al artículo 6—el cual se enfoca en el rol de los mercados de carbono—como un medio para retrasar la implementación del Acuerdo de París. Jair Bolsonaro y Donald Trump, populistas que han negado la existencia del cambio climático, se mantienen implementando políticas energéticas que propician la deforestación en el Amazonas, y que entorpecen el crecimiento de la economía verde. Esto limita la cooperación entre países para encontrar soluciones en un contexto de crisis ecológica.

A su vez, la industria que se beneficia del Status Quo (BP, Chevron, ExxonMobil, Pemex, Shell) ha manipulado historias para hacer a un lado su responsabilidad en la crisis climática. Es decir, cualquier cambio hacía un futuro neutral en GEI se presenta como algo en que desconfiar, algo que le costará a la población (ya sea económicamente y/o calidad de vida). Indiscutiblemente, tendrá que haber cambios, pero esta interpretación negativa está siendo sustentada por los intereses de la industria de combustibles fósiles.

Sin embargo, la Unión Europea (UE) destacó por idear el plan más sólido dónde se acordó alcanzar cero emisiones de carbono para 2050. De esta manera, la UE demostró que se requiere de sacrificios y compromisos adicionales a los previstos en el Acuerdo de París para cumplir el objetivo de la descarbonización de la economía global. El sistema actual no está funcionado por lo que es fundamental incluir en la ecuación otras soluciones como formas alternas de producción mundial, los movimientos grassroots, y la agroecología. Las ideas y prácticas asociadas con la democracia—la transparencia en la toma de decisiones, la inclusión de las comunidades locales, etc. —pueden ser utópicas, pero son esenciales para la creación de esferas públicas donde se puedan reducir los GEI.

@sofquintanilla

Comentarios