«México lidera respuesta en cuanto a violencia de género por COVID-19»: Lo que quisiéramos estar escribiendo…

Por Tania Naanous. Publicado en Telokwento el 4 de mayo del 2020. Enlace original: https://cutt.ly/CylZCi9

Por una vez, vamos a tratar de crear un artículo un poco más esperanzador en cuanto a la violencia de género y su aumento con el COVID-19, intentando generar recomendaciones y analizar la perspectiva desde una óptica más positiva, sin dejar de analizar críticamente los problemas. 

Diversas epidemias y pandemias pasadas han demostrado las consecuencias para las mujeres a largo plazo. Durante los brotes de Ébola y Zika, se analizaron los resultados e impacto que tuvo cada virus a nivel nacional. No obstante, las investigaciones con perspectiva de género fueron escasas y no hay suficiente información en cuanto a los efectos de largo plazo post-pandemia, ni para diseminar las diferentes vivencias entre las mujeres, los hombres y grupos en situación de vulnerabilidad. 

Más allá de las estadísticas, es importante volver a visibilizar a cada persona y comprender de manera profunda lo que la crisis está generando en una cada una ellas. Los números en cuanto al aumento de violencia de género cambian todos los días y existe una gran cifra negra (número de denuncias que no llegan a ser realizadas por diversas razones), pero lo importante es que se tiene suficiente información para visualizar lo que el Estado podría estar haciendo.

Las pandemias pasadas representan una oportunidad para documentar de forma más detallada las acciones y respuestas de diversos países, así como para analizar el trasfondo de la violencia de género y comprender porque ha aumentado a estos niveles con la crisis. Nos encontramos en un momento clave para poder prevenir y corregir los problemas institucionales que han llevado a generar violencia, y exigirle al Estado que tome las medidas necesarias para poder lograrlo.  

Hay varios factores que generan el aumento de violencia contra las mujeres en confinamiento, entre ellos, algunos estructurales que existían desde antes y se aumentaron con la pandemia, y otros que salieron a relucir con los problemas económicos y el confinamiento. 

La importancia de este tema radica en la falla del Estado para lidiar con la situación de forma correcta. Un estudio de la organización Equis Justicia para las Mujeres detalló un su reporte (Des)protección Judicial en los tiempos de COVID- 19 (2020) la falta de compromiso judicial por parte de los estados para proteger a las mujeres por medio de siete indicadores: 

  1. Órdenes de protección en materia familiar y penal 
  2. Medidas precautorias en materia familiar
  3. Medidas de protección en materia penal
  4. Pensión alimenticia 
  5. Centros de Convivencia Familiar 
  6. Políticas laborales internas para responder a las necesidades del personal frente a la crisis sanitaria (protección a grupos vulnerables, personas con cargas de cuidado)
  7. Accesibilidad de las comunicaciones

El reporte menciona que un 85% o sea 27 de los Poderes Judiciales están reprobados en garantizar la protección y el acceso a la justicia de mujeres víctimas de violencia, pues suspendieron labores sin contemplar el funcionamiento de los recursos legales para prevenir y frenar la violencia.

Justamente, este tipo de investigaciones y ejercicios suponen una oportunidad de cambio, no solamente para el Estado, sino para la comunidad internacional que tendrá que vivir en un mundo post-COVID-19. Se necesitan investigaciones y buenas prácticas que puedan surgir de la crisis y se puedan llevar a cabo durante o después del confinamiento. México podría tener las herramientas para liderar una respuesta judicial que pueda influir en la política regional de América Latina, considerando las recomendaciones ya expuestas por la Organización de Estados Americanos (OEA) y de otras organizaciones internacionales en cuanto al tema. 

No obstante, aunque esto está todavía ausente en las políticas de Estado mexicano, no es tarde para que pueda implementarse. A continuación, se utilizará el reporte de Equis Justicia junto a los indicadores empleados por tal organización para poder recomendar y exigir al Estado de México que comience a construir buenas prácticas que puedan ser replicadas en otras partes de la región.   

Aunque la suspensión o reducción de las labores estatales se entiende por el confinamiento, no se puede perder de vista que estas medidas se tienen que diseñar y ejecutar de tal forma que la protección al derecho a la salud de las personas no termine por vulnerar el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia (Equis Justicia para las Mujeres, 2020). 

Tal vez la crisis mundial pueda generar las medidas urgentes que México necesita para tratar con la violencia de género a nivel institucional que se vive desde antes de la crisis. Tal vez logremos hacer que éstas permeen aun cuando las cosas regresen a la normalidad. Tal vez lleguemos al punto en que las recomendaciones generadas por los grupos de expertos puedan ser escuchadas y tomadas en cuenta por parte de nuestro gobierno y así, tal vez, podremos vivir en un país seguro para las mujeres.

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