Reporte del Grupo del Trabajo en Temas de Discriminación Contra las Mujeres en Ley y en Práctica.

Working Group. 2015. “Report of the Working Group on the issue of discrimination against women in law and in practice”. United Nations Human Rights Council, 2 de abril del 2015. https://bit.ly/2R41Z4Q

*Esta es una síntesis anotada realizada por CIPMEX sobre el texto arriba referido*

Este texto, es un reporte escrito por el Grupo de Trabajo[1] de la ONU en donde se examina la discriminación de género generada por la cultura. Para tener un análisis profundo, se entrevistó a treinta y dos estados-miembro y se hicieron estudios e investigaciones en conjunto con otros mecanismos de derechos humanos y cuerpos de la ONU que han estado involucrados en el tema anteriormente. Después de analizar el impacto de la cultura y de la religión en la igualdad de derechos de la mujer en las sociedades y en las familias, el Grupo de Trabajo, establece la obligación de los estados para combatir dicha discriminación y proporciona una serie de recomendaciones importantes para el establecimiento de la verdadera igualdad entre ambos sexos (Working Group, 2015, p.1). A pesar de que este reporte fue escrito en el 2015, sigue siendo útil ya que esta discriminación, la lucha para la igualdad y muchas de las actitudes mencionadas en el texto siguen estando presentes en la actualidad. Al haberse hecho por un grupo de expertos de la ONU, su credibilidad y profesionalismo es extremadamente fuerte.

 

El derecho a la igualdad de todas las personas de participar, tener acceso y contribuir a la vida cultural, es garantizado por el derecho internacional. Asimismo, la Declaración Universal de Derechos Humanos establece el derecho legal de las mujeres y niñas para tener igualdad y no discriminación en prácticas culturales y familiares (Working Group, 2015, p.4). Por ende, los estados tienen la obligación de adoptar medidas para eliminar toda forma de discriminación en contra de la mujer (Working Group, 2015, p.15). Sin embargo, los mismos han fallado una y otra vez en respetarlo al establecer la cultura como un concepto estático. Es decir, inamovible; lo que a su vez, obstruye el desarrollo de los derechos humanos, y ayuda a mantener modos patriarcales y una organización basada en jerarquías. En otras palabras, la cultura y la religión se utilizan para justificar la discriminación y prácticas violentas en contra de las mujeres. Uno de los ocho pilares del Instituto para la Economía y la Paz habla del “buen funcionamiento del gobierno”. En este reporte, la negligencia del estado para proteger a la mujer garantizando sus derechos es evidente. Al ser la autoridad máxima, que el gobierno funcione de manera adecuada es la raíz para comenzar la construcción de paz en temas de género. CIPMEX ya hizo una annotation[2] que habla de la importancia del régimen político y su funcionamiento para incentivar a que se generen cambios y tener avances en la igualdad.

 

El Comité para la Eliminación de la Discriminación en contra de la Mujer, ha notado que las prácticas que perjudican a la mujer están ligadas a actitudes sociales en donde las mujeres son vistas como inferiores a los hombres (Working Group, 2015, p.5). Estas prácticas dañan todos los aspectos de la vida de las mujeres, resaltan la dimensión de violencia de género e indican que las actitudes y los estereotipos de género, los desequilibrios de poder, las desigualdades, y la discriminación perpetúan la existencia generalizada de prácticas que muchas veces incluyen violencia (Working Group, 2015, p.4). En este sentido, la religión forma parte de estas actitudes sociales. En todas las religiones hay movimientos que resisten cualquier cambio del sistema patriarcal o del estatus que se les da a las mujeres y niñas en las familias. Al igual, el extremismo religioso subyaga a la mujer en nombre de la religión a través de normas estrictas, limita sus derechos e implementa sanciones por crímenes cometidos en contra del patriarcado, como el adulterio (Working Group, 2015, p.10). Por otro lado, en muchas familias las mujeres también tienden a estar bajo el poder del hombre y muchas experimentan sanciones legales y desigualdad. Esto conlleva a que las mujeres y las niñas sufran discriminación y las hace vulnerables a la violencia doméstica (Working Group, 2015, p.9). Es importante resaltar el peso que tienen la religión y la cultura frente a la subordinación y exclusión de la mujer. Para empezar a ver un cambio, se tienen que modificar estas estructuras basadas en desequilibrio de poder. CIPMEX ya realizó una annotation que reitera la influencia de la cultura y la religión respecto a la subordinación de la mujer[3] y la importancia de su inclusión para construir paz.

 

Las recomendaciones del Grupo de Trabajo son las siguientes (Working Group, 2015, p.17-18):

  1. Establecer un marco nacional que reconozca la igualdad de género en la cultura y las familias, de acuerdo con estándares internacionales; promover el acceso a la participación de las mujeres en todos los aspectos culturales; involucrar al hombre en la prevención y protección respecto a la violencia de género. Este punto muestra la importancia de la inclusión de las sociedades (tanto hombres como mujeres para solucionar un problema global. La inclusión es un punto fundamental para la construcción de paz.
  2. Promover una cultura libre de discriminación, rechazando cualquier práctica que viole el derecho a la igualdad y castigando a cualquiera que lo haga.
  3. Garantizar la igualdad de mujeres en las familias, eliminando todas las formas de matrimonio que restrinjan el derecho de la mujer, su dignidad y bienestar, incluyendo poligamia o matrimonios forzados; castigar la violencia doméstica; eliminar cualquier ley que apoye la opresión patriarcal, como la criminalización del adulterio.
  4. Recomienda que los mecanismos de DDHH internacionales desarrollen pautas para combatir los estereotipos de género y establezcan un marco de protección legal para todo tipo de familias, que garantice los derechos de la mujer en la familia. Darle el lugar que merece a la mujer dentro de la familia, es una forma importante de empezar a construir paz dentro de círculos más pequeños para que pueda expandirse en el futuro.

 

Finalmente, podemos concluir que el reporte muestra un tipo de violencia estructural generado por el estado respecto a los temas de género. Las mujeres no tienen acceso a la seguridad en sus propias casas y sus oportunidades son restringidas por justificaciones vacías. >A su vez, estas actitudes han contribuido en romper con pilares de la paz que son fundamentales para la integración de las sociedades y eliminación de la violencia: respeto a los derechos de los demás, el buen funcionamiento del gobierno y la distribución equitativa de recursos. Dadas sus obligaciones, el estado es el principal responsable en hacer que se respete el derecho a la igualdad de la mujer; es el que debe de desafiar cualquier norma cultural que discrimine o perpetúe la violencia y los estereotipos de género.

 

[1] Grupo de expertos como parte de los procedimientos especiales de la estructura orgánica de la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, dedicados a hacer trabajos de investigación de temas específicos.

[2] Meza, Silvia Elena. 2018. “La fantasía de la meritocracia en México.” Nexos. 19 de junio. Consultado 6 de enero de 2019. https://bit.ly/2H7tERg

[3] Abdilahi Ahmed, M. (2018). “The Role of Women in Post-Conflict Peace Building in Hargeisa-Somaliland.” https://bit.ly/2Zt8Fiw

 

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