Una generación más

Publicado por El Sol de México el viernes 25 de marzo de 2022. Texto original: https://www.elsoldemexico.com.mx/analisis/una-generacion-mas-8040583.html

Katherina Vlasenko es una joven ucraniana de dieciséis años. Mientras su familia y ella se trasladaban para buscar refugio, un grupo de soldados rusos comenzaron a disparar al auto de su familia. “No disparen, hay niños adentro”, su padre gritó. Sin embargo, su petición fue ignorada. Katherina recibió múltiples impactos de balas mientras usaba su cuerpo como un escudo para proteger a su hermano Igor de ocho años.

La historia de la familia Vlasenko es similar a la de muchas personas ucranianas que han sufrido este tipo de horrores, mismos que la comunidad internacional había jurado que “nunca más” ocurrirían. En un intento de prevenir estas atrocidades en el contexto de conflictos armados, se han creado múltiples acuerdos que forman las bases del Derecho Internacional Humanitario.

Esta rama del Derecho Internacional regula la conducta en los conflictos armados y busca limitar el uso de la violencia. Uno de los principios básicos de esta disciplina es la distinción entre civiles y combatientes. Este principio se vincula con la premisa básica de que las personas civiles son un grupo protegido que, en todo momento, debe ser respetado; al igual que su honor y sus derechos familiares. Asimismo, se establece que siempre deben recibir un trato humano y deben ser protegidas de cualquier acto violento.

El no respetar este concepto básico es una violación grave a las Convenciones de Ginebra. El matar intencionalmente, torturar o dar un trato inhumano a civiles, incluyendo causar gran sufrimiento o heridas graves, es una violación grave. Las acciones del ejército resultan en violaciones, graves pero también tienen como resultado que una generación más se vuelva víctima del flagelo de la guerra.

Katherina e Igor ahora son parte de una generación más que es víctima de los mismos sufrimientos indecibles que la comunidad internacional había jurado prevenir. Una vez más, los acuerdos de 1945 nos vuelven a fallar. Una vez más, no existen condiciones que puedan mantener la justicia y el respeto a las obligaciones emanadas de los acuerdos internacionales.

Ahora bien, debemos analizar qué significa esto ya que el no respetar las obligaciones internacionales tiene consecuencias que van más allá de la violación a distintas disposiciones jurídicas, tiene consecuencias que son tangibles y que afectan a millones de vidas, a un punto de no retorno. El no respetar las obligaciones internacionales no solamente se refleja en tratados o artículos, se refleja en millones de rostros, dentro de los cuales, se encuentran los de niñas y niños inocentes.

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