Un espacio para ser y creer

Publicado por El Sol de México el viernes 1 de octubre de 2021. Texto original:https://www.elsoldemexico.com.mx/analisis/un-espacio-para-ser-y-creer-7281273.html

Recién había concluido mis estudios universitarios, cuando el mundo entero experimentó la que probablemente sea recordada como una de las crisis más terribles de la historia contemporánea. No tenía ni un año de haber pronunciando el discurso de graduación en el cual enunciaba los miles de planes que cada uno de nosotros, estudiantes recién egresados, podría tener; cuando llegó una pandemia a cambiarlo todo.

De pronto tenía que aceptar que me encontraba desempleada, recién egresada y con poca experiencia profesional. Desde luego ese no era el sueño que visualizé al concluir mis estudios. Toqué un millón de puertas en busca de una oportunidad, un empleo. Asistí a más entrevistas laborales de lo que puedo recordar y nada, no había nada. Eran tiempos de crisis y comenzaba a renunciar a la idea de ejercer mi profesión y tomar el primer empleo que me aceptara.

Fue en ese punto de mi vida cuando me encontré con una asociación civil maravillosa, el sueño de cualquier idealista que busca dejar una huella a su paso por el mundo. Esta organización, que me abrió las puertas en uno de los momentos más complejos tanto de mi historia profesional, como de la historia contemporánea, se convirtió rápidamente en un espacio seguro dentro de un mundo cada vez más violento, cada vez más polarizado y cada vez más necesitado de personas con la voluntad y la firme convicción de construir un mundo más pacífico.

Esta organización me sirvió de plataforma para desarrollarme y, sobre todo, para conectar con otras perspectivas, con otros conceptos y, aún más importante, con personas magníficas que me enseñaron más acerca de la paz y la violencia a través de su propia historia de lo que nunca hubiera aprendido en un libro.

Esta asociación, al igual que muchas otras, porque estoy segura que no es la única, logró transformar la vida de una de sus colaboradoras. Me regaló un espacio de convivencia que aún a la distancia me permitió aprender más sobre temas que me apasionan como la paz, la violencia y la desigualdad. Pero también me dio conocimientos para la vida, donde aprendí sobre los prejuicios, el valor de la escucha activa y la reconciliación.

Si son lectores recurrentes de esta columna, ya deben saber que estoy hablando del Centro de Investigación para la Paz México, CIPMEX A,C. Institución que ha sido mi hogar desde que inició la pandemia y sin la cual no sería la persona que soy. Les invito a leer nuestras investigaciones, reportes y contenidos. Les aseguro que después de leernos van a creer que construir mejores sociedades, mejores espacios de trabajo y mejores mundos, es posible.

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