El Diseño como acto político

Publicado por El Sol de México el viernes 13 de mayo de 2022. Texto original: https://www.elsoldemexico.com.mx/analisis/el-diseno-como-acto-politico-8274183.html

Los objetos que poseemos reflejan la manera en la que pensamos, sentimos y hacemos las cosas. Son la expresión más pura de lo que somos y lo que valoramos. Para que un objeto exista primero debe ser diseñado. El proceso de diseño detrás de un objeto, implica una toma constante de decisiones que obliga al diseñador a priorizar ciertas características. Esto limita el campo de posibilidades de lo que ese objeto puede ser y hacer. De ahí que los diseñadores sean tan poderosos. Estos tienen tanto la capacidad de mejorar la vida de las personas como de invisiblizar las necesidades de otras.

Un ejemplo concreto de que el diseño empodera, son los Hippo water rollers. Estos son barriles con un mecanismo de carretilla que permiten el transporte eficiente de agua en África, donde las comunidades rurales tienen que recorrer largas distancias para conseguir agua potable. Esta respuesta a la crisis de escasez de agua, tiene el objetivo de reducir los esfuerzos por transportarla y minimizar los efectos del saneamiento inadecuado. Antes de los Hippo rollers las mujeres, ancianos y niños de las comunidades, se veían en la necesidad de transportar los barriles de agua sobre sus cabezas. Esto causaba que hicieran varios viajes para recolectar agua, lo que consumía tiempo y esfuerzo para otras tareas cotidianas. A pesar de que los Hippo Rollers se empezaron a comercializar en 1996, estos reafirmaron su valor en el contexto de la pandemia por Covid-19 cuando ayudaron a las comunidades rurales de África a mantener las condiciones de higiene necesarias para hacerle frente a la crisis sanitaria. El diseño que mejora la calidad de vida de las personas, perdura en el tiempo.

Ahora bien, así como el diseño puede empoderarnos también puede someternos y limitar nuestro hacer. Es aquí, donde los objetos dejan de ser objetos para convertirse en espejos de dinámicas de poder que perpetúan ciclos. Decidir qué diseñamos y para quién diseñamos es un acto político.

La normatividad que permea al Diseño industrial, no sólo invisibiliza a los grupos vulnerables sino que también sostiene estructuras que fomentan la desigualdad social. Cuestiones simples como que no haya cambiadores de pañales en los baños públicos de hombres o que las máquinas de corte en el taller de Diseño Industrial de mi universidad solo funcionen con el peso de dos mujeres, son evidencia de ello. El diseño moldea el mundo en el que vivimos. Tiene el poder de integrarnos como sociedad así como puede segregar y excluir. Reconocer la diversidad de las individualidades es el primer paso para construir un mundo más inclusivo y pacífico.

Comentarios