Violencia y paz: el papel de la experiencia

Por Mauricio Meschoulam. Publicado en El Universal el 12 de mayo de 2013. Enlace original: https://bit.ly/2WZZRig

No queremos cifras, no queremos datos ni gráficas. Necesitamos experimentar la paz. Cada vez creemos menos a la mayor parte de los medios de comunicación. Tenemos en cambio, la necesidad de hablar, expresarnos, hacer al mundo saber que las cosas en nuestro entorno deberían ser distintas y que muchos problemas podrían resolverse si alguien de allá arriba bajara a la calle a escuchar las voces de la gente común. Estos son algunos de los resultados preliminares que arroja mi investigación doctoral. Comparto hoy algunas reflexiones al respecto.
Se trata de una investigación cualitativa que consiste de un reducido número de entrevistas profundas. El objetivo no es generalizar o entender cómo piensa toda una ciudad o todo el país, pero el análisis de la información comienza a detectar patrones discursivos que empiezan a arrojar ciertos indicios. Una vez concluida esta fase de la investigación, tendremos una herramienta metodológica probada para replicar el ejercicio en otros sitios, contrastar casos y detectar hasta qué punto este tipo de patrones se sostienen en diferentes partes de la república.
La investigación parte del constructivismo social. Esta aproximación teórica sostiene que la realidad está formada además de estructuras materiales, por estructuras ideacionales que son el producto de la interacción humana, los acuerdos, el conocimiento y las ideas compartidas, los cuales a su vez generan normas, identidades y valores (que entre otras cosas nutren políticas y acciones). Conceptos como “violencia” o “paz”, en palabras simples, no están predeterminados, sino que los vamos construyendo a partir de nuestra interacción con nuestros semejantes, además de las ideas y los acuerdos que esta interacción produce.
Mi investigación busca entender cuál es el proceso mediante el que los habitantes de una colonia específica de la Ciudad de México construyen sus percepciones, sus concepciones y sus valores acerca de la violencia asociada al crimen organizado y las posibilidades de paz para el país. Por ejemplo, ¿qué papel juegan los medios de comunicación en cuanto a cómo se va moldeando su visión de las cosas? ¿Qué papel juega la conversación cotidiana? ¿Qué tanto se habla de estos temas en casa, en el trabajo, en la escuela, en las redes sociales? En fin, ¿mediante qué proceso se han construido sus ideas y su percepción acerca de temas como la inseguridad o como la paz?
Lo primero que resalta de las entrevistas es que la gente habla de los temas de paz estructural, casi de manera natural. Aunque no siempre lo llamen así, parece quedar claro a los participantes que las soluciones en el largo plazo suponen la reducción de la desigualdad, el acceso a oportunidades, el fortalecimiento de temas como educación, combate a la corrupción, impartición de justicia, crecimiento y desarrollo. La percepción de ineficacia de las estrategias frontales de combate al crimen organizado es un tema recurrente en el discurso de los entrevistados.
Sin juzgar si esas percepciones son o no son correctas, mis preguntas se dirigen a entender cuál es el proceso a través del cuál los entrevistados han ido internalizado este tipo de conceptos. Los resultados son muy interesantes. Primero: la experiencia personal (a veces incluso una sola experiencia) y la conversación, parecen ser los factores centrales que moldean sus interpretaciones de la realidad. Los medios de comunicación tradicionales, a decir de los participantes, cada vez influyen menos en su forma de entender lo que nos está sucediendo. Muchos de los entrevistados narran que antes sí veían la televisión o leían periódicos, pero ya no lo hacen pues les tensa o bien porque les han dejado de creer (Esto por cierto confirma estudios internacionales que demuestran que tras un período prolongado de eventos violentos, las audiencias prefieren evadir estos temas debido al estrés que producen). Otros entrevistados indican que sí miran la TV, pero debido a que dudan de lo que ven o de lo que en ella se dice, dicen que este es cada vez menos el factor que realmente impacta en su manera de pensar.
Es decir, la o el participante puede tener mayor o menor contacto con los medios, pero lo que más moldea su interpretación de la realidad es lo que vive día con día, lo que conversa en casa, en la calle, en el trabajo. Ese es el patrón. Basta una sucesión de patrullas de policía tocando sus sirenas a todo volumen, o bien un contacto directo con el delito. Basta una “narcomanta”, un cuerpo colgando de un puente, o lo que el vecino comentó acerca de la experiencia de unos parientes en algún estado lejano. Basta cualquier elemento que impacte la experiencia vivencial de las personas investigadas, para que elaboren toda una serie de conclusiones acerca de lo que sucede en el país, y las posibilidades o no que tenemos para salir adelante, independientemente de lo que digan o dejen de decir las noticias.
Esto por lo pronto nos invita a indagar más sobre el tema. Si lo que arroja esta investigación se confirmara con más casos o con investigación cuantitativa diseñada especialmente tras este tipo de ejercicios, podríamos pensar que estamos interpretando nuestra realidad a partir de un complejo proceso que comienza a forjarse con nuestras experiencias inmediatas, se alimenta principalmente de nuestra conversación cotidiana, de las vivencias de nuestros allegados, y también, aunque en menor medida, de la interacción que tiene cierto sector de la población en las redes sociales.
Los medios tradicionales, en este esquema, estarían perdiendo no necesariamente el rating, pero sí cada vez más su capacidad de moldear percepciones y conceptos. Todo dato que contradiga lo que experimentamos, será percibido como erróneo en el mejor de los casos, o como engaño en los más. Esto en pocas palabras significaría que no hay paz posible, hasta que no podamos vivirla y experimentarla de manera cotidiana, en la calle, en el barrio, en la comunidad. Ese es el México En Paz que pedimos a gritos.

Twitter: @maurimm

Texto en: https://bit.ly/2WZZRig

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