La «regla del 3.5%»: ¿Cómo una pequeña minoría puede cambiar el mundo?

Robson, David. 2019. “The ‘3.5% rule’: How a small minority can change the world?”. BBC, mayo 19, 2019. https://bbc.in/2WbtNuZ

Este es un artículo periodístico de BBC de 2019, por lo que hay varios detalles de la investigación (publicada en el 2011) que son omitidos. Por ejemplo, los factores que fueron tomados en cuenta, todos los casos examinados y los detalles de los resultados.

David Robson menciona varios ejemplos históricos donde la resistencia civil venció a la élite política para logar un cambio radical, como fue el caso de Manila (1986), Georgia (2003), Sudán y Argelia (2019). Estos ejemplos son algunos de la investigación publicada en 2011 y otros son de Robson, sin ninguna explicación académica. ¿Cómo se puede explicar este éxito? Una respuesta convincente fue la investigación de Erica Chenoweth, politóloga de la Universidad de Harvard, quien descubrió que las campañas no violentas tienen el doble de probabilidades de lograr sus objetivos que las violentas. Aunque se involucran varios factores, ella ha demostrado que se necesita la participación activa del 3.5% de la población total de un país en una campaña no violenta para lograr un cambio político serio (Robson 2019, pa. 5-6).

¿Cómo llegó a esta conclusión? Chenoweth, en su experiencia como estudiante de doctorado, descubrió que nadie había comparado de manera integral las tasas de éxito de las protestas no violentas y las violentas. El marco teórico se basó en las filosofías de muchas figuras influyentes a lo largo de la historia, como Sojourner Truth, Susan B Anthony, Mahatma Gandhi y Martin Luther King (Robson 2019, pa. 8). También en una extensa revisión de la literatura sobre la resistencia civil y los movimientos sociales desde 1900 hasta 2006, donde se obtuvieron un conjunto de datos que fueron corroborados por expertos (Robson 2019, pa. 11).

La metodología empleada fue la clasificación y la comparación de aquellos intentos de provocar un cambio de régimen, los cuales fueron en su totalidad 323 (Robson 2019, pa. 13). Eran considerados campañas no violentas si lograban sus objetivos en su totalidad, tanto dentro de un año después de su máxima participación o como resultado directo de sus actividades; por lo que, un cambio de régimen resultante de la intervención militar extranjera no lo era. Se consideraban campañas violentas si implicaban bombardeos, secuestros, la destrucción de infraestructura o cualquier otro daño físico a personas o propiedades (Robson 2019, 11).

Los resultados obtenidos fueron: Las campañas no violentas tuvieron un 53% de posibilidad de éxito, mientras que las violentas obtuvieron un 26%. Es decir, las primeras tienen el doble de probabilidad de lograr un cambio político (Robson 2019, pa. 14). Esto se debe a que las campañas no violentas pueden reclutar a más densidad poblacional, lo que puede causar trastornos graves que paralizan la vida urbana normal y el funcionamiento de la sociedad, así como un serio desafío o amenaza para las autoridades. En general, las campañas no violentas atrajeron aproximadamente cuatro veces más participantes (200,000) que la campaña violenta promedio (50,000) (Robson 2019, pa. 16). Esto se debe a que:

  1. En las protestas violentas excluyen necesariamente a las personas que aborrecen y temen el derramamiento de sangre, mientras que los manifestantes pacíficos mantienen la moral alta (Robson 2019, pa. 21).
  2. Las protestas no violentas tienen menos barreras físicas para la participación, ya que no se necesita estar en forma y saludable para participar en una huelga, mientras que las campañas violentas sí, en especial, hombres jóvenes saludables y fuertes (Robson 2019, pa. 22). Al únicamente necesitar hombres jóvenes y fuertes se excluye a las mujeres de esos movimientos violentos, mientras que en las no violentas se toma en cuenta también a la mujer, por ende, hay más inclusión de género. Asimismo, al no depender de características físicas pueden participar hasta niños, ancianos, discapacitados, entre otros; por lo que, es una inclusión en general.
  3. Las campañas violentas necesitan armas, mientras que las no violentas únicamente organización y aparición pública (Robson 2019, pa. 22).
  4. Al contar con un amplio apoyo entre la población, las campañas no violentas también tienen más probabilidades de obtener apoyo de la policía y el ejército, los mismos grupos en los que el gobierno se sostiene para lograr el orden. El apoyo de estos grupos, a veces, tiene que ver con que reconocen a quienes están en la protesta, ya que pueden ser familiares y amigos, por lo cual, no querrán tentar contra sus personas (Robson 2019, pa. 23-24).
  5. Las huelgas son la estrategia más poderosa de resistencia no violenta porque pueden ser anónimas, como los boicots (Robson 2019, pa. 25).
  6. Las técnicas de resistencia no violenta a menudo son más visibles, por lo que es más fácil para las personas descubrir cómo participar directamente y cómo coordinar sus actividades para lograr los objetivos planteados (Robson 2019, pa. 26).

Los hallazgos obtenidos son de suma importancia por dos cuestiones; la primera porque en cuestión costo-beneficio los movimientos pacíficos tienen menos pérdidas económicas, materiales y humanas, y la segunda porque tiene mayor posibilidad de éxito.

Sin embargo, la resistencia pacífica tiene una falla del 47%, principalmente cuando: 1) no se obtuvo suficiente apoyo o impulso para erosionar la base de poder del adversario y mantener la resistencia frente a la represión; y 2) no se alcanzó la participación del 3.5% de la población total (Robson 2019, pa. 27).

No obstante, una vez que el 3.5% de la población total ha comenzado a participar activamente, el éxito parece ser inevitable, ya que no hubo ninguna campaña que haya fallado después de haber logrado dicho porcentaje (Robson 2019, pa. 20). A ese fenómeno se le llamó la “regla del 3.5%”. Fue comprobado con varios casos como el Poder Popular en Filipinas (1986), Revolución del Canto en Estonia (años 80) y Revolución de la Rosa en Georgia (2003). Dicho número es una pequeña minoría, sin embargo, tal nivel de participación activa probablemente significa que muchas más personas están tácticamente de acuerdo con la causa.

Toda la investigación fue publicada en el libro “Por qué funciona la resistencia civil: la lógica estratégica del conflicto no violento», el cual tuvo un gran impacto a nivel internacional. Este libro puede ser de gran utilidad para argumentar a favor de los movimientos pacíficos mundiales. El libro llevó a otros investigadores a desentrañar aún más los factores de éxito o fracaso de un movimiento, por ejemplo, Matthew Chandler e Isabel Bramsen enfatizan la importancia de la unidad entre los manifestantes ejemplificado en el levantamiento fallido de Bahréin en 2011. También sería importante leer esta investigación para observar cuáles fueron las variables consideradas. Por último, Chenoweth invita a que en los libros de historia presente mayor atención a las campañas no violentas en lugar de concentrarse tanto en la guerra, ya que no podemos ignorar el éxito de las protestas pacíficas (Robson 2019, pa. 36). Esto es sin duda construcción de paz por medio de la educación.

Es importante leer el libro completo para poder entender si los acontecimientos posteriores como la primavera árabe y otros conflictos como Venezuela, caben dentro de sus variables y sí aplicaría la regla de 3.5%. Como bien Mauricio nos hizo referencia, hay factores que no son estadísticos pero aun así afectan, como:

  1. La intervención de potencias internacionales, las cuales a causa de intereses geopolíticos brindan respaldos financieros, diplomáticos y militares al régimen amenazado por las protestas. Esta puede estar excluida dentro de la definición de lo que se considera o no pacífico, debemos checar directamente en la investigación.
  2. La amenaza que un cambio de régimen representa para los derechos de minorías étnicas o religiosas, lo que ocasiona que, cuando consiguen sostener el respaldo de los militares se anclen en el poder a toda costa, incluso al costo de reprimir violentamente y brutalmente esas protestas. Esto puede encontrarse en el 47% de las fallas, se debe ver directamente en el libro.
  3. La incursión en la escena de actores no estatales de carácter violento como en Siria, Libia, Yemen, o Venezuela. De este tema no se menciona nada en el artículo.
  4. La toma de decisión por parte de los militares, los cuales quitan al líder o mandatario cuando ya no satisface sus intereses, y lo sustituyen por alguien más; disfrazando este acto de revolución y de victoria de un movimiento civil pacífico, ejemplo, Egipto o puede que sea el caso de Venezuela. Otro punto que no es señalado en el artículo.

Por lo cual, si estos factores no son tomados en cuenta en la investigación de 2011, entonces se puede ver comprometido el resultado acerca de que el 56% de los movimientos pacíficos son exitosos. Por tanto, si este fuera el caso, sería un área de oportunidad interesante para una futura investigación.

*Si desea leer el texto original del autor referido, puede consultar este enlace: https://bbc.in/2WbtNuZ

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