Publicado por El Sol de México el viernes 15 de septiembre de 2023. Haz click para leer el texto original.
¿Qué consideras un lujo? ¿Cuál sería ese bien que comprarías después de un gran esfuerzo laboral y de ahorro para decir, “ya pude”? ¿Un viaje, un carro, bolsas o relojes? ¿Qué pasa cuando tener un techo se convierte en eso, en un lujo?PUBLICIDAD
Esa es la realidad a la que nos estamos enfrentando los millennials, ya que tener una casa propia y un techo donde vivir se está convirtiendo en un privilegio de unos pocos. Hagamos un ejercicio de matemática simple: según datos de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (2022) el ingreso promedio de nuestra generación es de $8,763. La misma fuente considera que el promedio de gasto en alimentos y bebidas mensuales es de $5,020, ahora bien la renta promedio en la CDMX según el sondeo anual de Vivanuncios Inmuebles (2022) es de $22,314. Teniendo así: $8,763 – $5,020 – $22,314 = deuda mensual de $18,571. Lo anterior, recomedemos, no considera gastos de salud, servicios básicos, entretenimiento, gatos de hijxs y demás.
¿Qué quiere decir esto? Que la generación que está en sus “años dorados” de crecimiento profesional y económico, no le alcanzará una vida entera para ahorrar, y así, pagar una casa propia. Por el contrario, el escenario es el que ya conocemos: tener que buscar un inmueble compartido con familia o roomies para poder costear el precio total, y rezar para que sea en un lugar céntrico que te permita desplazarte a tu trabajo sin tener que pasar horas en transporte.
¿Qué es esto sino violencia estructural? Esa que no te impacta en la cara como un golpe pero sí se siente como uno, en la cartera y en tus planes de vida, en tus proyectos personales y en tu desarrollo como ser humano. Esta no es sólo la realidad de la Ciudad de México sino de Latinoamérica y el mundo. Una generación de millones de jóvenes que están en la cuerda floja entre la deuda y satisfacer sus necesidades básicas. Como si de pronto existir se convirtiera en un lujo.
Este es un tema que no se siente lejano, esta autora lo vive en carne propia así como los otros 30 millones de millennials de nuestro país. ¿Qué podemos esperar si el sistema parece que está en nuestra contra? ¿a esto le podrías llamar paz? En mi humilde opinión, no. Esta es la muestra de una violencia estructural que tenemos que pagar. ¿Cuál sería la solución? Un esquematización proporcional de las rentas, así como precio de inmuebles para que sean ad hoc a los sueldos que todos los ciudadanos tenemos, una visibilización de este problema y sus afectaciones a mediano y largo plazo, además de una atención integral al tema.
Finalmente, sea con roomies, con tu pareja, con familia o simplemente solx; ¿ya te diste cuenta que vivimos en un lujo?