¿En dónde triunfará la polarización?

Por Andrea Muhech. Publicado en Cultura Colectiva el 29 de junio 2020, Enlace original: https://bit.ly/33h8Cuu

A medida que el coronavirus destruye vidas y economías, la pandemia también está teniendo un impacto en el tejido social. La polarización ha debilitado muchas democracias, desde la India hasta México y EEUU. Ahora bien, al final de la crisis, ¿saldremos más separados o más unidos?

La fragmentación que vemos en diferentes países resulta preocupante. En la India, como menciono en otro de mis textos, se culpó a los musulmanes por la crisis. Mientras tanto, la negación del presidente brasileño ante la gravedad de la pandemia ha agudizado las divisiones ideológicas de ese país. Por otro lado en México, la polarización está obstaculizando la toma de decisiones como el uso de cubrebocas ya que el mismo presidente no lo utiliza. Así nos podríamos seguir con ejemplos de todo el mundo y basta con abrir cualquier sitio de noticias internacionales para comprobarlo.

Sin embargo, existe otra posibilidad. ¿Puede un enemigo común en forma de pandemia global unir a las democracias polarizadas?

El lado positivo argumenta que durante las amenazas existenciales es cuando el instinto humano une a las personas. Esas tendencias las podemos ver en reacciones públicas a eventos desastrosos del pasado como: el tsunami en Japón en 2011, que tuvo lugar en un periodo de mucha polarización y por el que semanas después la mayoría de los individuos creía que se convertirían en una nación más fuerte. El de 2005 en Indonesia, que dejó 132,000 personas muertas o desaparecidas y 500,000 sin hogar, y que ayudó a generar la voluntad política entre los separatistas y el gobierno para alcanzar un acuerdo de paz después de veintinueve años. En los terremotos en México, ¿quién va a olvidar ese momento en el que olvidamos todas nuestras diferencias para emerger de los escombros? 

Otra cosa que sucede cuando enfrentamos un acontecimiento desafortunado, es que los patrones políticos se tornan más susceptibles a ser interrumpidos para que, así, puedan surgir nuevos. A nivel individual, la psicología explica cómo ocurre este cambio ya que las personas naturalmente amplían su grupo para incluir externos, creando una identidad más expansiva que a su vez produce sentimientos positivos hacia los que antes veíamos como extraños (Quarcoo y Kleinfeld 2020). Es como si saliera de nuestro interior una fuerza que, después de cobijarnos, cobija a los demás sin hacer diferencias.

Los eventos que crean un enemigo común, como las guerras o los ataques terroristas, son catalizadores para la unión, y los líderes pueden utilizar sus plataformas para acelerar el proceso fomentando la acción cooperativa hacia objetivos comunes y hablando sobre todos los grupos de manera igualitaria. Es por eso que se dice que una crisis como la actual puede ser vista como oportunidad aún en contextos polarizados y, de hecho, eso ya se está viendo en países como Corea del Sur o Sudáfrica.

Ahora bien, el comportamiento cooperativo también depende de la confianza interpersonal y esta puede actuar como el sistema inmune de una sociedad. No obstante, para dar pasos hacia adelante y generar confianza entre los grupos, la gobernanza efectiva es crucial. En tiempos de crisis, la confianza de los ciudadanos en el gobierno puede desencadenar un círculo virtuoso de cumplimiento voluntario de las directivas o bien, ver la situación a través de una lente inclusiva nos hace protegernos los unos a los otros.

El lado no optimista, y que también debe de ser tomado en cuenta porque es una realidad, es que exista más polarización a partir de la pandemia. Eso se debe a que este enemigo común puede funcionar como el pretexto perfecto para aumentar los prejuicios hacia el otro. Podemos ver un ejemplo de esa situación después del brote de Ébola que volteó los ojos del mundo hacia los africanos (y no precisamente de una buena manera) o ahora con los chinos. El deseo de identificar culpables puede llevar a muchos hacia el odio y en casos más extremos hacia crímenes o xenofobia. 

Otra situación negativa que se podría desencadenar son los conflictos por la crisis económica y que muchas veces terminan en votos para partidos extremistas (particularmente de la extrema derecha), o la  desconfianza en el gobierno y en “el otro”, escenario que le puede dar fuerza al crimen organizado, causar sentimientos hostiles hacia los extranjeros dentro y fuera del país, y finalmente dividirnos aún más. 

Muchas sociedades están siguiendo el camino fácil de duplicar sus divisiones. Sin embargo, sí es posible construir una mayor unidad ya que una crisis de esta magnitud nos abre la puerta para un cambio a largo plazo y nos puede demostrar una vez más que unidos sí podemos. A medida que abandonemos el distanciamiento social, debemos continuar cooperando ya que marcar la diferencia comienza desde dentro. 

Por más nublado que parezca el panorama, siempre hay momentos de luz. Cuando todo se pinta de negro, es cuando podemos darnos cuenta de que no somos tan diferentes a las personas que hay a nuestro alrededor y es justo ahí cuando el camino se empieza a iluminar de nuevo. Nuestros objetivos son los mismos. Mejor juntos que cada uno por su lado.

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