Kleinfield, Rachel. “Polarization, Democracy, and Political Violence in the United States: What the Research Says.” Carnegie Endowment for International Peace. Carnegie, September 2023. https://carnegieendowment.org/files/Kleinfeld_Polarization_final_2.pdf.
*Esta es una síntesis anotada realizada por CIPMEX sobre el texto arriba referido*. Elaborado por Mauricio Rojsen.
En este artículo, la autora se pregunta acerca de la polarización en Estados Unidos. El cuestionamiento central es si el país en realidad esta polarizado; si sí lo está, qué ocasiona esta polarización y cuáles son las consecuencias y, por último, si la polarización debe ser resuelta o tolerada. Para contestar a estas preguntas, este artículo presenta cinco datos sobre la polarización, para posteriormente hacer una revisión de la literatura en tres segmentos o generaciones: la polarización como un tema de desencuentro en opiniones sobre política pública; la polarización como un tema emocional y cierra con la polarización como un fenómeno social y una estrategia política (Kleinfield, 2023, p. Vii).
Estos son los datos acerca de la polarización que presenta la autora:
- Los votantes están menos polarizados ideológicamente de lo que piensan que están, y que esto es aún más notorio entre la gente políticamente activa.
- Los políticos estadounidenses sí están polarizados, pues ambos grupos votan a favor de diferentes políticas públicas con pocos puntos de encuentro.
- Mientras los votantes estadounidenses no están tan ideológicamente polarizados como ellos creen estarlo, sí están lo están afectivamente. La polarización afectiva significa que están en contra de los miembros del otro partido a un nivel personal, no por sus opiniones de política pública.
- Es poco probable que la polarización afectiva sea la única causa del retroceso democrático o la violencia política por sí misma. El problema no son las emociones polarizadas, sino cómo esos sentimientos interactúan con los sistemas electorales y las relaciones personales.
- Mientras la polarización afectiva no causa la violencia política directamente, ésta puede contribuir a un ambiente en el que distintos actores políticos y lideres de opinión pueden cometer actos violentos contra otros políticos, oficiales electorales, mujeres y otros tipos de minorías.
Debido a estos descubrimientos, se entiende que los esfuerzos para hacer frente a la polarización deben ser calibrados cuidadosamente para promover una democracia sana con menos violencia política. Los intentos de reconciliación de diferencias no son suficiente, sino que estas se deben acompañar con unas leyes que desincentiven a los políticos a usar la polarización como una herramienta. Asimismo, los mismos intentos de reconciliación deben enfocarse en hacer entender a la gente que los simpatizantes del otro partido no son una amenaza a sus valores, estilos de vida o a la democracia. Una estrategia actual de ambos partidos es la de decir que su contraparte está dispuesta a violar las normas democráticas con tal de aumentar su poder, lo que lleva a los votantes a percibir al otro como una amenaza. Esfuerzos pluralistas para que las comunidades puedan conseguir metas compartidas, más allá de las diferencias de opinión, pueden ayudar a disminuir el partidismo, construir confianza entre grupos y promover una democracia más justa. Los procesos de construcción de paz deben centrarse en darle agencia a comunidades enteras, con miembros de ambos partidos, enfocados en la resolución de problemas que afectan a ambos (Kleinfield, 2023, p. 7-13).
Pasando a la revisión literaria, la autora explica que mientras que en los años 50 ambos partidos compartían plataformas similares y existían republicanos liberales en el norte y demócratas conservadores en el sur, tanto que algunos expertos sugerían mayor polarización para que los votantes pudieran diferenciar entre los partidos, eventos como el movimiento de los derechos civiles, clivajes culturales como derechos de las mujeres y de las minorías, el Escándalo de Watergate y la Guerra de Vietnam establecieron bases ideológicas y demográficas para cada partido (Kleinfield, 2023, p. 14).
Según los primeros estudios, centrados en la polarización de élites, ésta comenzó a ser percibida en distintos cuerpos políticos, como el Congreso. Debido a esto, para asuntos que antes no eran contenciosos, ahora es difícil que se lleguen a votar debido a la figura del filibuster, que precisa que dos terceras partes del Senado aprueben el debate y la posterior votación de una iniciativa. Estudios encontraron que los republicanos en el Congreso se han movido más a la derecha que sus contrapartes demócratas a la izquierda. Por ejemplo, los republicanos en el Senado son 28% más conservadores en 2022 de lo que eran en 1972, mientras que los demócratas solo son 6% más liberales. En un principio, se consideraba que, si bien las élites se estaban polarizando en los cuerpos políticos, los ciudadanos comunes se mantenían generalmente en el centro. Algunas de las soluciones propuestas son reformas para promover la votación de temas bipartidistas o fomentar las relaciones personales entre miembros de ambos partidos podrían ayudar a menguar este tipo de polarización de elites, pero no es percibida como una amenaza existencial contra la democracia (Kleinfield, p. 14-19).
La segunda generación de estudios se centra en la polarización afectiva de las masas. Para 2016, las primeras teorías perdieron vigencia al encontrarse a un electorado altamente polarizado. Aquí es cuando de los campos de la Psicología Política y la Política Comparada establecen la definición de la polarización afectiva como disgusto y desdén emocional entre miembros de partidos opuestos que no se basa en opiniones, sino en identidad. La autopercepción y la percepción sobre el grupo contrario son lo que informa este disgusto, incluso entre votantes ignorantes que desconocen temas de política pública. Las personas que están polarizadas afectivamente excusan que su partido tenga actitudes antidemocráticas si esto previene que el otro partido gane. Mientras que en Estados Unidos la polarización afectiva ha crecido a un ritmo similar que en el resto de occidente, su daño democrático es mayor debido al sistema bipartidista (Kleinfield, 2023, p. 19-24).
Este estudio puede ser complementado por la Teoría del Grupo Social de Tajfeld y Turner (1979).
Las causas principales de este tipo de polarización son la existencia de bases identitarias definidas para cada partido, el dominio geográfico de los partidos sobre ciertas zonas, las burbujas mediáticas que no fomentan el diálogo bipartidista, ya que, debido al miedo de los medios a perder a su audiencia, los televidentes son quienes informan el contenido y no al revés. El resentimiento racial juega un rol importante en la polarización, pues ha acercado a los votantes blancos al Partido Republicano, mientras que las minorías han optado por los demócratas. Todas estas causas llevan a sentimientos de otredad y consolidan grupos con identidades fuertes. Por último, se reconoce que los políticos ven alimentar la polarización como una herramienta para ganar elecciones, por lo que estas narrativas están incentivadas. Para menguar los efectos de la misma, se debe generar un acercamiento social entre los grupos para romper con los estereotipos, generar identidades nacionales y no partidistas y, más importante, hacer reformas electorales, como introducir la representación proporcional para desincentivar las elecciones violentas (Kleinfield, 2023, p. 24-34).
Sin embargo, la tercera generación de estudios establece que, si bien los encuentros bipartidistas pueden reducir los estereotipos, esto no ocasiona que el electorado deje de apoyar las actitudes antidemocráticas ni justificar la violencia política. Se debe informar a los votantes que el partido opuesto no quiere destruir la democracia para poder moderarles un poco. La violencia política no está correlacionada a la polarización afectiva, pues mientras la segunda se encuentra presente en ambos partidos y ha ido en aumento desde los años 70, la primera se encuentra mucho más entre la derecha y ha aumentado fuertemente desde el 2014. Las causas más comunes para que alguien cometa violencia política, además de la carga ideológica, es mostrar una personalidad agresiva y tener poco auto control. Sin embargo, figuras políticas que incentivan y justifican esta violencia se encuentran más entre los republicanos (Kleinfield, 2023, p. 34-46).
Creo que este es un paper muy valioso para entender la polarización en Estados Unidos, para complementarlo vale la pena estudiar la violencia y el terrorismo de la extrema derecha en este país y como sus líderes suelen promoverlo a través de las instituciones y el discurso. Asimismo, como una revisión de literatura, este estudio presenta muchos problemas, pero pocas soluciones, mismas que vale la pena indagar. Asimismo, estamos hablando de un país donde la violencia estructural, que se encuentra en sus leyes y en su sistema político desde su fundación, empieza a alimentar a la violencia directa (como en el tiroteo de El Paso en 2019 o lo que pasó en el Capitolio el 6 de Enero de 2021).