Sarsfield, Rodolfo, and Zacarías, Abuchanab. “Populist Storytelling and Negative Affective Polarization: Social Media Evidence from Mexico.” Latin American Politics and Society, 2024, 1–30. https://doi.org/10.1017/lap.2024.7.
*Esta es una síntesis anotada realizada por CIPMEX sobre el texto arriba referido*. Elaborada por Andrea Chavarría.
Sarsfield y Abuchanab parten de la conceptualización ideacional del populismo para abordar, en primer lugar, las historias -o en palabras de los autores, “storytellings”- específicas que Andrés Manuel López Obrador (AMLO) utiliza en su cuenta de Twitter1 para difundir su cosmovisión populista y, en segundo lugar, identificar cuáles historias o “storytellings” producen una mayor polarización afectiva negativa en dicha red social, tanto entre sus partidarios como entre sus opositores. En este sentido, el objetivo del artículo es meramente exploratorio dado que pretende explorar los efectos de las narrativas populistas en las actitudes políticas entre los ciudadanos en un contexto particular.
En línea con dicho objetivo, los autores emplean la conceptualización ideacional del populismo para definirlo como el conjunto de ideas/narrativas que concibe a la comunidad política bajo una cosmología Maniquea y polarizante entre dos entidades homogéneas: un “pueblo virtuoso” y una “élite corrupta” (Sarsfield y Abuchanab, 2024, p. 4). Los líderes políticos populistas hacen uso de la performatividad del “storytelling” para crear mitos y emociones políticas para que sus ideas populistas tengan sentido para los votantes y, así, obtener su apoyo. Los autores definen el “storytelling” como “el arte de contar una historia donde se aplican emociones, personas y otros detalles para promover un punto de vista particular o un conjunto de valores” (et al., p.1). Dicho de otra manera, el “storytelling” es una herramienta que simplifica la complejidad de la realidad ambigua y poco clara de la política y, por consiguiente, da certeza a las personas.
Por otro lado, la polarización afectiva negativa es el grado en que los grupos sociopolíticos se ven unos a otros como un exogrupo desagradable, hasta el punto en que un grupo puede no reconocer al otro como un actor legítimo en el ámbito democrático. Esto genera una visión del mundo político de “nosotros contra ellos” (McCoy y Rahaman, 2016), que en el objeto de estudio de la investigación se observa bajo la dimensión pro-AMLO versus anti-AMLO.
Tras una exhaustiva recopilación, medición y análisis de datos (véase Sarsfield y Abuchanab, 2024, p. 4), los autores encontraron tres principales hallazgos. En primer lugar, un patrón fundamental en la narrativa populista de AMLO es el uso de una historia que afirma que el pueblo está representado exclusivamente por su propio partido -MORENA- y sus seguidores, mientras que todos los partidos de oposición -incluyendo a la prensa, la clase intelectual y las instituciones democráticas- son igualmente “corruptos”, “conservadores” y parte de una “mafia del poder” (et al., p.9). En segundo lugar, los resultados muestran la presencia de ocho grupos de historias diferentes en la narrativa populista de AMLO, las cuales son denominadas por los autores de la siguiente manera: 1) abogando por el pueblo; 2) la democracia como democracia directa; 3) élites corruptas y explotadoras; 4) ostracismo/excluyendo a los demás; 5) teoría conspiratoria; 6) invocando “el corazón del país”/“núcleo de la comunidad”; 7) engrandecimiento del Ejecutivo; y, 8) marcos de acción personal.
El último hallazgo por mencionar surge como resultado del análisis del nivel de polarización afectiva por cada una de las ocho historias encontradas en la narrativa de AMLO. El estudio muestra que la historia de “teorías conspirativas” tiende a producir la mayor polarización afectiva negativa, mientras que la historia de “invocando el corazón del país” tiende a producir el menor número de respuestas polarizadas, por lo que se concluye que el tipo de respuestas polarizadas depende de la historia contada en las publicaciones de AMLO en Twitter. En pocas palabras, los autores refuerzan la investigación existente a favor de la idea de que ciertas narrativas entre las élites juegan un papel importante en impulsar la polarización afectiva negativa entre los ciudadanos.
Por Andrea Chavarría.