Vidas robadas

por Cynthia Sacal

A medida que las hostilidades en el mundo aumentan, más niños y niñas son reclutados o secuestrados para participar en conflictos armados. UNICEF estima que entre 2005 y 2022 más de 150 mil menores fueron reclutados, aunque el número real podría ser mucho mayor.

En muchos casos, los menores tienen menos de 10 años, pero algo es seguro, y es que todos son testigos de actos de violencia inimaginables.

Según el informe del Secretario General sobre niños y niñas y el conflicto armado, publicado en junio de 2024, en 2023 se reclutaron alrededor de 8,655 menores. En la República Democrática del Congo, fueron reclutados 1,861; en Irak, permanecían detenidos 749 por cargos relacionados con la seguridad nacional; y en Malí, se calcula que 691 fueron reclutados por diversos grupos rebeldes.

Pero no necesitamos ir tan lejos, en México enfrentamos nuestra propia crisis de reclutamiento. En este caso, están vinculados con el narcotráfico y el crimen organizado. En febrero de 2024, se estimó que alrededor de 30,000 niños y niñas fueron reclutados por cárteles. Sin embargo, se cree que, desde el inicio de la guerra contra el narcotráfico hasta ahora, el número podría superar los 460,000 reclutados.

Casi todos comienzan como los famosos “halcones”, encargados de vigilar y alertar sobre la presencia de autoridades o enemigos. Luego, algunos se dedican a la limpieza, elaboración de comida o empaquetado de droga; otros actúan como espías, saqueadores o sicarios.

México es un país con un riesgo estructural muy importante, donde los niños y niñas crecen en situaciones de alta vulnerabilidad debido a la pobreza extrema. Esto los hace fáciles de persuadir, ya que se les promete dinero o mejores condiciones de vida.

Existen áreas clave de crecimiento y oportunidad en las que es esencial implementar sistemas educativos enfocados en la prevención del delito, así como programas de reintegración, protección y apoyo para niños, niñas y adolescentes vinculados anteriormente a estos grupos. Además, un estudio de Reinserta indica que deben implementarse acciones para la protección y restitución de los derechos de los niños, niñas y adolescentes, garantizando su continuidad.

La protección de la niñez en contextos de violencia no es solo una obligación moral, sino una necesidad urgente para garantizar un futuro de paz. Mientras los niños, niñas y adolescentes sigan siendo vulnerables a la manipulación de grupos armados y criminales, cualquier intento de construir una paz duradera estará condenado al fracaso. Es hora de actuar con determinación y ofrecerles un camino diferente, basado en la educación, la justicia y la protección de sus derechos.

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