Escrito por Andrea Chavarría. Publicado por El Sol de México el viernes 22 de noviembre de 2024. Haz click aquí para leer el texto original.
Pax, pacis, paz… una palabra que se le ha arrebatado su belleza lingüística y simbólica por su sobreúso (in)consciente en los discursos, en las narrativas, en la Historia, en la palabra cotidiana, en la oralidad y en la racionalidad humana; racionalidad a partir de la cual hemos buscado empedernida e incansablemente la respuesta a: “¿cómo podemos construir la paz?”.
Esta pregunta me ha quitado el sueño de la noche y, en ocasiones, el sueño de la vida. Pero hay algo que me ha acompañado en este dialogar sobre la paz: la palabra poética de los feminismos latinoamericanos; palabras rebeldes, amorosas y sanadoras que con su narrativa son capaces de causar serenidad en el cuerpo que siente y acumula memorias de dolor.PUBLICIDAD
¿Cómo puede la palabra construir paz? Compartiré una experiencia que viví hace poco. Durante la Semana del Bien Común, la Universidad Iberoamericana ofreció un espacio dedicado a construir el diálogo y la reflexión para entretejer soluciones ante la crisis global. Sabiendo que Lorena Cabnal – mujer maya de la Red de Sanadoras Ancestrales del Feminismo Comunitario Territorial – iba a participar, no dudé en asistir y dejarme acompañar por su palabra; palabra que no es suya en lo individual, sino que viene articulada desde las sabidurías ancestrales de sus antepasadxs y de sus hermanxs que se acuerpan en esta existencia que lxs habita.
Que hermosa manera de sentipensar nos enunció Cabnal en aquellos encuentros de cuerpos quizá rabiosos, desesperanzados. Sin desprenderse de su narrativa radical y transgresora, Cabnal nombró lo invisible desde las afectividades y las amorosidades en esta temporalidad tan violenta. Lo que se creó en esos espacios trascendió la racionalidad humana porque vislumbramos la unidad en un mundo tan fragmentado; descubrimos el “tú a través del yo”; y, sobre todo, nos acuerpamos como un acto político de sanación personal y comunal.
Comprendí, en ese momento, que la manifestación de la palabra, desde las interpelaciones amorosas, es la constatación en este tiempo moderno de que la paz ha dejado de ser una utopía; la paz es un tema de corporalidades que la defienden y la narran para hacerla posible. Por eso, las feministas del Sur Global hacen uso de la palabra para pensar y pensarnos, para la resistencia y la existencia, para narrar la paz y luchar contra la guerra.
Retomando lo dicho por Federico Mayor (2019), nos encontramos en la catarsis histórica que demanda resolver todo conflicto a través de la palabra. En el Antropoceno, ya no prevalecerá la ley del más fuerte sino del despertar consciente – personal y comunitario -, de lxs más preparadxs para asistir el final del “bellum” y el advenimiento del “verbum”.