Escrito por: Marina Zavala. Publicado por El Sol de México el viernes 22 de diciembre de 2023. Haz click para leer el texto original.
En medio de la temporada festiva, donde las luces parpadean y las celebraciones llenan el aire, no podemos olvidar la realidad sombría que persiste en México: la violencia hacia las mujeres. Según la Secretaría de Gobernación y la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, el 91.74% de los casos de violencia contra las mujeres ocurrieron en el ámbito familiar. Este dato revela que, lamentablemente, el hogar, que debería ser un refugio, se ha convertido en un espacio letal para muchas mujeres mexicanas (CONAVIM, 2023).
A pesar de ciertas reducciones en homicidios y feminicidios en los primeros meses de 2023, otros delitos como la violencia familiar y de género, así como el abuso y acoso sexual, han experimentado un aumento significativo. La cifra de 170,488 casos de violencia familiar denunciados en siete meses de 2023, junto con el incremento del 24% en la violencia de género, reflejan una realidad alarmante que no puede ser ignorada (SESNSP, 2023). Durante junio pasado, el delito de violencia familiar alcanzó su máximo histórico, con 27,389 denuncias en tan solo un mes, representando un aumento del 4% con respecto a mayo. Además, la violencia de género rompió récord en junio de 2023, con 605 casos a nivel nacional, un alza del 12% en comparación con el mes anterior (INEGI, 2023).
El consumo de alcohol se destaca como un factor de riesgo significativo en la propensión de los hombres a cometer agresiones hacia sus parejas, convirtiendo las festividades navideñas en un terreno fértil para la violencia doméstica. Estudios indican que la probabilidad de que ocurra un episodio violento es ocho veces mayor en días en que un hombre ha consumido alcohol en comparación con días en que no lo ha hecho. El consumo de alcohol no solo puede intensificar la gravedad y frecuencia de la violencia en la pareja, sino que también se utiliza comúnmente como una excusa tanto por el agresor como por la víctima para justificar su comportamiento. Además, investigaciones apuntan que en aproximadamente el 15% al 20% de los casos, uno o ambos miembros de la pareja están involucrados en el consumo de alcohol (Hines y Douglas, 2012).
En este escenario, la temporada navideña, marcada por la presencia de alcohol y factores propicios para la violencia, no solo se erige como un recordatorio amargo de la persistente violencia hacia las mujeres en México, sino que también se convierte en un entorno propenso a la agresión hacia la mujer en el seno familiar. La Navidad, en vez de ser solo una época de celebración, se convierte en un llamado de atención. Mientras la sociedad celebra, es de vital importancia reflexionar sobre cómo podemos transformar esta realidad sombría, trabajando hacia un futuro donde la seguridad y la paz no sean un privilegio, sino un derecho inalienable para todas las mujeres mexicanas.