Por: Fernanda Aguila . Publicado en el Sol de México el 21 de enero del 2021 Enlace https://www.elsoldemexico.com.mx/analisis/joe-biden-los-retos-despues-de-trump-6268043.html
La toma de posesión del presidente demócrata—Joe Biden—representa un giro de ciento ochenta grados en la política de Estados Unidos, esto se debe en gran medida a la necesidad de Biden de diferenciar su mandato del expresidente Donald Trump. La agenda del líder demócrata incluye entre otros temas; el reingreso de EE.UU. al Acuerdo de París, una reevaluación de la política migratoria y el desarrollo de nuevas estrategias para hacer frente a la crisis sanitaria provocada por el coronavirus.
Si bien dichas medidas se celebrarán por sus electores, existe una población que verá estos cambios como un ataque directo en contra de sus intereses. Las imágenes de las protestas en Washington D.C., el pasado 6 de enero, demuestran que existe un porcentaje de la población que sigue creyendo que Biden ganó a partir de un fraude electoral.
La Universidad de Quinnipiac en Connecticut reveló esta semana que 2 de cada 3 republicanos están convencidos que la victoria del ahora presidente demócrata es ilegítima. Esto resulta preocupante debido a los alcances y al grado de violencia que hemos visto en los seguidores de Donald Trump. Sin importar lo que el nuevo jefe de Estado pueda hacer, el mayor reto de su gobierno será alcanzar cierto grado de unidad nacional.
El legado del expresidente, más allá de la relevancia que siga teniendo para el partido republicano, es el haberle dado voz—en plataformas oficiales—a grupos extremistas de ultraderecha, los cuales se integran por civiles, ex militares e incluso algunos miembros activos del ejército, quienes seguirán impulsando, incluso sin Trump, una agenda distinta a la que Joe Biden y la vicepresidenta, Kamala Harris,tienen pensada.
Para ambos líderes norteamericanos será indispensable tomar decisiones con las que los seguidores más moderados del expresidente puedan—hasta cierto grado—identificarse. Si no se logra, estos grupos podrían radicalizarse aún más. Para combatir la radicalización y los prejuicios que sostienen la ideología de algunos de estos grupos, será necesario crear espacios de contacto (Allport,1979) ya sea a partir de viviendas integradas o espacios laborales donde la búsqueda de objetivos comunes favorezca la cooperación entre distintos grupos.
Sin duda, la transición a un nuevo gobierno abre la posibilidad de hacer las cosas diferente y de crear una narrativa que fomente la solidaridad y la cooperación del pueblo estadounidense. Desde luego, construir sobre el legado de odio de Trump no será nada fácil, pero con voluntad política hay mucho que se puede hacer para revertir algunos de los efectos negativos del gobierno anterior.
Desde luego, la responsabilidad no es únicamente del gobierno, será indispensable que la sociedad desempeñe un papel activo en la reconciliación del tejido social y participe en espacios de diálogo que le permitan escuchar activamente opiniones distintas que fomenten la convivencia pacífica.
@fer_aguilav95