Escrito por: Thali Kleinfinger. Publicado por El Sol de México el viernes 16 de febrero de 2024. Haz click aquí para leer el texto original
Desde principios de año hemos estado oyendo que al Valle de México le quedan contados días de agua, unos 150 días más o menos antes de que entremos en una crisis de agua que llegará hasta el 2028, cuando lleguemos al fatídico Día 0.
La fecha de junio es, en el caso de que las reservas del Sistema Cutzamala no logren recuperarse en la temporada de lluvias; los expertos prevén que el Día 0 se dará en el 2028 si no hay cambios en las medidas, las costumbres y las sanciones respecto al consumo de agua.
México es un país que vive en constante “estrés hídrico”, esto debido a que el país tiene zonas desérticas, zonas donde hay más concentración de población, cambio climático y una falta de políticas y de inversión en un mejor manejo de este recurso, haciendo que esta situación se vuelva más extrema y grave.
Pero ¿qué significa el Día 0? El día 0 se refiere a una fecha específica en el que una ciudad, región, o país, se queda sin la suficiente aguacomo para satisfacer plenamente las necesidades principales de subsistencia y desarrollo (The Social Water Foundation). Esta fecha puede adelantarse por mal consumo y malas políticas de cuidado del agua o puede retrasarse o ser reversible , como el caso de Ciudad del Cabo.
Si tomamos el ejemplo de Ciudad del Cabo, una ciudad que al estar a días del Día 0 lo fue recorriendo hasta que nunca llegó, algunas de las medidas que se tomaron fueron: durante meses, la municipalidad combinó tácticas de concienciación con otras de coerción y restricción. Por una parte, obligó a las casas a instalar medidores de agua amenazando con multas para quienes no contaban con ellos, subió el precio del agua y se prohibió lavar coches y regar jardines. Pero por otra parte se las ingenió con creatividad: empapeló de carteles la ciudad en la que se mostraba el consumo medio de cada persona, además se lanzó la campaña “Si es amarillo, déjalo estar” para un buen uso del agua del excusado y asi, en apenas medio año la ciudad redujo su consumo a la mitad.
De esto podemos concluir que, si nos hacemos responsables de nuestras acciones para con nuestro entorno y, nos hacemos conscientes del daño que podemos generar hacia el mismo, si se pueden lograr cambios. La paz que debemos de procurar hacia nuestro entorno es igual de importante que la que procuramos hacia los que nos rodean o hacia nosotros mismos.
La paz con nuestro entorno es primordial para hacer reversible el inminente fin de este recurso, además de políticas públicas que ayuden a la población a tener un acceso justo y consciente a ella. Teniendo esa conciencia hacia nuestro entorno, podemos evitar alguna otra consecuencia disruptiva en otros aspectos de nuestra vida en este planeta.