Esta última semana ha sido especialmente difícil; no había sentido tanta carga emocional y mental desde el 7 de octubre de 2023. Mis redes sociales están llenas de caos: arrestos masivos de migrantes en Estados Unidos, el supuesto “secuestro” de activistas que intentaban llegar a Gaza, una zona de guerra, y nuevas tensiones en torno a Irán debido al desarrollo de armas nucleares. Y es que, es imposible no tener un sentimiento amargo al respecto y la sensación de que algo no está bien.
La dignidad humana se vulnera cuando las personas dejan de ser tratadas como tales y se convierten en medios para fines políticos, militares o ideológicos, como si esto fuera un juego de ajedrez y nosotros simples piezas a mover como parte de una estrategia para ganar.
Todos los eventos mencionados están ocurriendo al mismo tiempo en distintos países y bajo contextos completamente diferentes, pero un elemento muy importante prevalece: la deshumanización. Los migrantes son tratados como amenazas y perseguidos incluso en sus lugares de trabajo y lo único que buscan es salir adelante; activistas que juegan con la tragedia ajena para promover agendas personales (los suministros que llevaron serán entregados a los palestinos por los canales adecuados); y en Irán, poblaciones enteras viven en incertidumbre, víctimas de un capricho de su propio gobierno por desarrollar un arma nuclear.
Recordemos que, al final, quienes sufren más no son los gobiernos ni los líderes, sino la sociedad, personas como tú y como yo: madres y padres, hijos e hijas, personas de la tercera edad, trabajadores, cuyas vidas quedan borradas cuando se trata de guerra y política.
Todos y todas —y me refiero a todos y todas por igual— merecemos vivir una vida libre de violencia, con dignidad y respeto. ¿Qué es dignidad y respeto? Dignidad y respeto es poder irte de viaje a Estados Unidos (con toda la documentación legal necesaria y aprobada) sin miedo a que te arresten por “verte” de cierta manera; es poder caminar con un símbolo de la religión judía sin que lo primero que hagan otras personas sea gritarte “Free Palestine”; es que no te quiten la vida por la religión a la que perteneces o tu orientación sexual; es tener un techo sobre tu cabeza, comida y agua; es no tener miedo a que una bomba caiga en el lugar donde estás mientras duermes o que tengas que desplazarte de tu hogar; es no ser separado de tu familia; es que los niños y niñas puedan crecer sin miedo y no entre escombros; es no estar detenido o privado de libertad teniendo la posibilidad y la opción de regresar a tu casa.