El periodismo de paz

El día de hoy, me parece importante retomar uno de los conceptos centrales de la construcción de paz y una de las principales razones por las cuales CIPMEX aprovecha el espacio que nos concede El Sol de México: El Periodismo de Paz.

Eso que el sociólogo noruego Johan Galtung define como: “una práctica periodística que prioriza el análisis de los conflictos desde una perspectiva constructiva, centrada en la solución y no en la mera confrontación. En contraste con el periodismo de guerra – un estilo tradicional- que enfatiza la violencia, la polarización y los actores enfrentados; como si se tratara de un juego de suma cero. 

¿Pero, por qué es importante hablar del periodismo de paz? Alguna vez anoté una frase muy poderosa que alguna persona arrojó en una conversación sobre los “minutos de silencio” al recordar las muertes de las personas. Ante este tema parece muy pertinente: “La muerte tiene demasiado silencio por sí sola; para que agregar más”. 

La violencia, la desigualdad, la pobreza. Todos los males que nuestro sistema produce y hemos normalizado ya son lo suficientemente perturbadores ¿Para qué agregar más? El periodismo de guerra provoca demasiado caos, demasiado miedo e inunda nuestro subconsciente colectivo de imágenes sangrientas y de sufrimiento. ¿Por qué, los medios tradicionales, a pesar de que “no estamos en guerra” se esmeran tanto en resaltar todo esto? 

El periodismo de paz, a través de su enfoque holístico en las causas estructurales y culturales del conflicto, nos invita a fortalecer la agencia de las comunidades afectadas por el conflicto; visibiliza sus prácticas e invita a la sanación y reconciliación. Es una propuesta que busca descentralizar la narrativa del conflicto y busca acercarla a las personas que viven las consecuencias de esta violencia que nos inunda. Facilita espacios de encuentro y re-humaniza al “otro”, pero, sobre todo, contribuye a esta memoria colectiva. 

Presenta narrativas alternas, reconoce las voces más tenues y reivindica a las víctimas. Ofreciendo una plataforma donde la sanación individual y colectiva tienen lugar, invitándonos a imaginar futuros posibles y alejándonos de ese pasado violento y obscuro. En vez de agregarle más sufrimiento, violencia e imágenes perturbadoras a nuestra memoria colectiva, cambiemos el guion. Pongámonos creativos y hagamos espacio para más paz, colectividad y sanación. Ya hay suficiente sufrimiento en nuestras vidas; no agreguemos más. 

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