Escrito por Fernanda Devars. Publicado por El Sol de México el viernes 25 de octubre de 2024. Haz click aquí para leer el texto original.
La presidenta Claudia Sheinbaum, presentó la Estrategia de Seguridad del Gobierno de México hace un par de semanas, la cuál será la base durante el presente sexenio. Esta estrategia está sustentada por cuatro ejes: (1) atención a las causas; (2) consolidación de la Guardia Nacional; (3) fortalecimiento de la inteligencia e investigación con la creación de un nuevo Sistema Nacional de Inteligencia; (4) y coordinación con entidades federativas.
El objetivo de esta estrategia es disminuir los delitos de alto impacto y alejar a las juventudes del crimen organizado. La continuación de programas como Jóvenes Construyendo el Futuro, así como la creación de la nueva subsecretaría de Prevención dentro de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana y la adhesión de la Guardia Nacional a la Sedena son puntos clave que el gobierno actual tomará en cuenta para cumplir lo establecido en materia de seguridad.
Por otra parte, se establecieron tres objetivos para la construcción de paz: (1) disminución de la incidencia delictiva (homicidios dolosos y extorsión principalmente); (2) neutralización de los generadores de violencia y redes criminales; y (3) fortalecimiento de capacidades de prevención y proximidad social de las policías locales. Tanto la estrategia como los objetivos son claros en lo que se quiere lograr, sin embargo, es preocupante que, dentro del fortalecimiento de la Guardia Nacional, se niegue una existente militarización.
Según María Vega, abogada experta contra la delincuencia, una verdadera construcción de paz no puede basarse en el empoderamiento del Ejército mexicano. Coincido con esto, ya que basta con voltear a ver un poco la historia y darnos cuenta de lo que la militarización ha causado.
Alberto Solís, defensor de los derechos humanos en México, sostiene que la construcción de paz debe centrarse en la recuperación de las relaciones sociales, la transformación de las estructuras y el alcance de todas aquellas condiciones que permitan una convivencia sana y plural con equidad y justicia, más allá del impulso de iniciativas aisladas. Es por eso que, a pesar de que las tareas de responsabilidad se señalan como compartidas y de respuesta unificada, deberán focalizar al problema de raíz.
Las violencias están interconectadas, y entender tanto la parte estructural como la de la población en general, es fundamental para una construcción de paz. Paz, que debe de ser positiva, evitando caer en sesgos y subjetividades. Recordemos que la justicia es diferente ante los ojos de cada uno, pero la paz no. Ese es el México que debemos de buscar, uno pacifico en donde no se trate de imponer el concepto de justicia, más bien, elegir la paz ante cualquier situación.