Publicado por El Sol de México el viernes 21 de noviembre de 2022. Texto original: https://www.elsoldemexico.com.mx/analisis/corrupcion-y-futbol-por-que-importan-las-definiciones-9219537.html
En vísperas de que comienza la Copa Mundial, uno de los eventos más esperados a nivel global, parece importante exponer la vinculación entre la corrupción y el fútbol. Siempre ha habido una tensión conceptual sobre si los clubes y organismos deportivos existen como instituciones sociales que brindan una forma de servicio comunitario o simplemente como empresas privadas. Si es lo primero, entonces tienen roles sociales más amplios que deben reconocerse y, de hecho, respetarse y protegerse. Si es lo último, entonces su propósito es generar ganancias para sus propietarios. Por tanto, la pregunta es: ¿Ganamos dinero para poder jugar más al fútbol, o jugar fútbol para ganar más dinero?
Alrededor de todo el mundo, la llegada de multimillonarios que compran clubes de fútbol sin duda ha cambiado el enfoque de estos últimos. Los impactos de este cambio van desde transformaciones impopulares impulsados comercialmente (por ejemplo que Cardiff City modifique el color de su camiseta de azul a rojo para atraer a los mercados asiáticos, a pesar de haber sido apodado los “pájaros azules” desde 1910), hasta la creciente preocupación de que los grandes/exorbitantes ingresos y la falta de transparencia han convertido a los clubes de fútbol en el vehículo perfecto para el lavado de dinero.
Dan Hough (2022) argumenta que cómo conceptualizamos la corrupción en el deporte depende de cómo se resuelva esta tensión. Las definiciones de corrupción generalmente giran en torno a las nociones de un abuso deliberado del “poder encomendado” o del “comportamiento esperado”. Esto se aplica claramente a los funcionarios públicos, pero menos claro a los directores ejecutivos, dueños de clubes deportivos, o al comité de la FIFA. Las prácticas emprendidas por un ministro descrito como “corrupto” pueden ser simplemente “poco éticas” cuando se realizan en el ámbito privado. Podría decirse que la razón de esto es que el empresario privado no está gastando dinero público y no tiene un papel público claramente definido. Si un propietario se está despojando de los activos de un club de fútbol para beneficio propio, ¿es por lo tanto corrupto o simplemente está realizando una práctica financiera que puede considerarse controversial?
Hace mucho tiempo, el fútbol dejó de ser simplemente un deporte, para convertirse también en una fuerza tanto política como económica. Sin embargo, en la actualidad, existen muchas oportunidades para que los propietarios y directivos utilicen los clubes de fútbol para cometer delitos económicos. Considerar que estos actores tienen un “poder encomendado” fortalecería a las autoridades para limitar estas oportunidades de corrupción.