Por Jorge Ochoa. Publicado en El Sol de México el 17 de mayo de 2019. Enlace original: https://bit.ly/2WQ2d3a
Cuando pensamos en paz pensamos en ausencia de violencia. Sin embargo, es un tema mucho más complejo y compuesto de diversos factores, no solamente se limita a eso. Con dos ejemplos podemos mostrar cómo la paz se tiene que construir cuando termina la violencia.
En la década de los noventa se firmaron los acuerdos de Good Friday y los de Dayton. Los primeros pusieron fin a décadas de violencia entre católicos y protestantes en Irlanda del Norte, mientras los segundos ayudaron a un cese al fuego en el sangriento conflicto étnico de la ex Yugoslavia. Ambos acuerdos son un ejemplo de paz disociativa. Johan Galtung (1985), un teórico de la paz, explica este término como la condición en la que las partes de un conflicto solamente son separadas para que dejen de agredirse.
Actualmente, en Irlanda del Norte hay cientos de barreras que separan barrios católicos y protestantes, mientras en ciudades de Bosnia-Herzegovina, como Mostar, los ciudadanos llevan vidas cotidianas completamente segregadas dependiendo de su etnia o religión. Los conflictos armados cesaron, pero las divisiones que los provocaron no fueron atendidas correctamente y perduraron. De acuerdo con la “Hipótesis del Contacto” de Allport, cuando dos grupos no tienen contacto o interacción, los prejuicios que tienen del otro se alimentan y crecen, como ha ocurrido en ambos casos.
Esto hace frágil la paz disociativa que establecida por los acuerdos. En estos ejemplos hizo falta complementar con paz asociativa. Galtung la define como una aproximación que busca construir o restablecer vínculos de interacción entre los actores conflictuados con el fin de que la violencia sea cada vez una opción menos viable. Medidas que vayan en este sentido ayudan a construir paz sostenible a largo plazo.
Además, un factor fundamental de construir paz con una visión más amplia que el cese inmediato de la violencia es que crea sociedades más resistentes ante las crisis. Brexit ha creado incertidumbre sobre el futuro de la frontera de Irlanda con Irlanda del Norte y, por lo tanto, el orden establecido por Good Friday. El auge de la extrema derecha y el discurso contra minorías en Europa podría también tener sus repercusiones en Bosnia- Herzegovina. Si hubieran buscado paz asociativa ambos países se encontrarían mejor preparados para enfrentar este tipo de retos. Es posible que las crisis actuales abran viejas heridas.
México no es un país con paz. Para poder construirla aquí, hay que entender más profundamente su significado y aprender de otras situaciones alrededor del mundo en las que se entendió simplemente como ausencia de violencia.
Investigador de CIPMEX
Texto en: https://bit.ly/2WQ2d3a