Por Mauricio Meschoulam. Publicado en El Universal el 11 de abril del 2016. Enlace original: https://bit.ly/1VOAqLA
“¿Veracruz en tercer lugar como estado más pacífico???!!!” fue de lo primero que me preguntaron cuando hace unos días se publicó el Índice de Paz México (IPM). “Ese reporte lo ha de haber pagado Duarte”, decía algún usuario de Facebook. La gran mayoría de comentarios de otros usuarios iban en el mismo sentido. Mi primera impresión, por tanto, antes de siquiera haberlo leído a fondo, fue que de alguna manera el reporte que anualmente publica el Instituto para la Economía y la Paz al respecto de México, y que indica que México ha estado recuperando algo de la paz que había perdido en la última década, parecía estar haciendo corto circuito con lo que la mayor parte de la gente percibe acerca de lo que ocurre en el país. Así que me di a la tarea de revisarlo y efectuar algunos contrastes con otros reportes publicados por el mismo instituto y con algunos estudios que hemos publicado en el Centro de Investigación para la Paz México. Estos son mis comentarios:
Seriedad del Instituto para la Economía y la Paz
1. Lo primero es comentar que el Instituto para la Economía y la Paz (IEP) es una de las instituciones más serias del mundo en lo que hace al estudio cuantitativo sobre la violencia y la paz. En reiteradas ocasiones ha sido galardonado con reconocimientos internacionales por su credibilidad e influencia tanto en el mundo académico como entre formuladores de políticas públicas relativas a esos temas. Eso no convierte a todas y cada una de sus publicaciones en estudios infalibles, o libres de toda falla. De modo que es válido cuestionarlo.
2. Lo segundo es que el IEP utiliza para su investigación en nuestro país, la colaboración de instituciones mexicanas de elevada credibilidad y seriedad. Estas incluyen por ejemplo al CIDE, a México Evalúa de Edna Jaime, o a Causa en Común, entre otras. Es decir, no se trata de un reporte elaborado “por extranjeros”, o “por el gobierno”, sino que se lleva a cabo de manera colaborativa entre instituciones mexicanas serias y el IEP. Eso tampoco le convierte en infalible, pero sí nos indica que merece la pena entrar en el detalle de lo reportado.
Contraste entre Índice de Paz México y el sitio de México en el Índice de Paz Global
Desde la perspectiva estadística, quizás alguien podría decir que no hay nada qué protestar por este reporte, y que, en todo caso, lo que sucede es que lamentablemente nuestras percepciones y la realidad no se encuentran empatadas. Sin embargo, vale la pene señalar lo siguiente:
1. Un primer elemento es el Índice de Paz Global, publicado por la misma institución (IEP), y el sitio que México –como país en su conjunto- ha ocupado en dicho índice, por ejemplo, en los últimos tres años:
a). En 2013, poco tiempo después de que EPN tomara la presidencia, México se ubicaba en el sitio 133 de un total de 162 naciones medidas. Nuestro registro en el Índice de Paz era de 2.434.
b). En 2014, el mismo índice ya nos ubicaba en la posición 138, y nuestro registro había sufrido un deterioro, estábamos ahora en 2.5 puntos (Entre más alto es el valor, menos pacífico el país medido).
c). En 2015, en su última edición global, el índice nos ubica ya en la posición 144 (es decir, hemos perdido once sitios en los últimos tres años), con un registro incluso peor: 2.53
d). En palabras simples, la misma institución indica que somos una de las 20 naciones menos pacíficas del planeta, tan solo 18 posiciones por debajo de Siria, 17 debajo de Irak y 16 debajo de Afganistán.
e). Ese, no otro, es el entorno en el que nuestra percepción se construye.
2. De modo que cuando el Índice de Paz México (IPM) menciona que mejoramos en el último año un 0.3% en nuestros niveles de paz, hay que contrastar el árbol con el bosque completo, situación que el propio reporte indica. Si bien la medición del IPM resalta una leve mejoría en su última publicación, seguimos siendo mucho menos pacíficos hoy que lo que lo éramos hace unos años. Quizás el IEP tendría que comunicar o aclarar mejor la cuestión de cómo en el índice global seguimos sufriendo deterioros en los niveles de paz (4% desde 2013 hasta 2015), mientras que el índice local parece indicar que en los últimos tres años sí hay una relativa mejora.
3. En todo caso, de acuerdo con el IPM, en lo general, nuestros niveles de paz han mejorado desde el 2011 cuando el país alcanzó sus más elevados niveles de violencia.
4. Lo que el Índice de Paz México sí enfatiza –y esos son los focos rojos que deberíamos observar- es que:
a). Algunos indicadores que se han deteriorado incluyen: “presos sin condena, delitos cometidos con armas de fuego y tasa de homicidios. Esta última aumentó 6% en el último año. Además, la brecha entre los estados más y menos pacíficos creció ligeramente en 2015, lo que revirtió la tendencia observada en seis de los siete años previos”.
b). La impunidad en homicidios se ha deteriorado drásticamente desde el 2007 a la fecha.
c). El gasto en justicia federal ha decrecido notablemente
La Metodología
1. Hay una serie de elementos que efectivamente debemos leer con lupa, cosa que el propio Índice de Paz México (IPM) reconoce en varios puntos. Copio este fragmento del reporte:
“La calidad de los datos oficiales sobre la delincuencia en México varía de un estado a otro, lo que impide la correcta homologación de la medición de la violencia. Tomando esto en cuenta, al utilizar datos obtenidos de la encuesta nacional de victimización, el IPM hace ajustes para la cifra negra. Pero la cifra negra es sólo uno de los factores que afectan la precisión de las estadísticas oficiales. Obtener resultados más precisos y confiables reclama una mejora sustantiva en la recopilación de datos sobre la incidencia delictiva, lo que permitiría que el gobierno, el IEP y otras instituciones realizaran análisis más exactos para entender el alcance y las causas de la violencia en el país”.
2. Más aún, utilizo justamente el caso de Veracruz –ubicado por el IPM como el tercer estado más pacífico del país- como ejemplo y copio el siguiente párrafo del mismo reporte:
“El buen desempeño de Veracruz a través de los años, que difiere de la percepción del público, pone en tela de juicio la confiabilidad de los datos que el estado proporciona a las agencias federales. En 2014, Veracruz tenía la mayor discrepancia entre el número de víctimas de homicidio registradas por las autoridades y el número obtenido con los certificados de defunción. Además, Veracruz se ubica en el lugar 15 en bajos niveles de corrupción y 29 en el Índice de Paz Positiva México”.
3. En otras palabras, cuestionar la validez de determinadas porciones del reporte, parece algo completamente legítimo, situación que el propio IEP reconoce. Las discrepancias en los datos, no solo en Veracruz sino en muchos otros estados, aunado con la cantidad de homicidios no reportados y los niveles de corrupción que prevalecen en nuestro país, quizás podrían poner en tela de juicio algunos de los datos en los que la investigación se basa.
4. Sin embargo, en defensa del IEP habría que decir que estas circunstancias no son distintas hoy que el año pasado o el anterior. Podríamos afirmar, entonces, que el reporte tiene un alto valor relativo –es decir, efectuando comparaciones con los otros reportes del IEP- y que, sobre todo en aquellos puntos que resalta deterioros, hay mucho que de ellos podemos aprender.
El Factor Temporal
1. Estamos en abril del 2016. En los últimos meses algunos datos de violencia han empeorado de acuerdo a distintos monitoreos. Esta última etapa, obviamente, no es registrada en el Índice de Paz México del 2016, el cual se basa en promedios del 2015. Es probable que si se elaborase un nuevo índice que abarcara desde mayo del 2015 hasta abril del 2016, éste tendría resultados distintos. Sobra decir que las cifras más recientes serán rescatadas por el IPM que se publicará el año entrante.
2. Sin embargo, mientras eso ocurre, nuestra percepción está mucho más impactada por las noticias que hemos escuchado los últimos meses que por el promedio anual del año pasado y podemos tender a pensar que los datos del índice recientemente publicado tienen algún error o están sesgados.
El Factor de la Experiencia
A partir de las tres fases de investigación que hemos implementado, dos de ellas publicadas ya por el International Journal of Peace Studies (Meschoulam, 2014: Meschoulam et al., 2015) y la tercera en proceso de publicación, me parece que tenemos algo que aportar como dato adicional a lo que arriba describo.
1. En las tres fases, encontramos que en el 100% de los participantes, las percepciones y concepciones acerca de la violencia y la paz, están socialmente construidas primeramente por experiencias personales, conversación oral, y por experiencias de personas cercanas.
2. En otras palabras, lo que yo percibo acerca de cómo se encuentra el país en materia de violencia (y muchos otros temas como corrupción o funcionamiento del gobierno), está determinado principalmente por las situaciones que yo vivo y observo en lo personal, en segundo lugar, por las situaciones de las que hablo o converso con familiares, amigos, vecinos, compañeros de trabajo o conocidos en general y a partir de las experiencias de esas personas cercanas.
3. Mucho más abajo y de manera relativa, a parecen los medios de comunicación tradicionales (prensa, TV y radio), en quienes casi el 90% de participantes (de manera consistente en las tres fases de investigación) muestran elevada desconfianza. Las redes sociales parecen tener un mayor nivel de confiabilidad que los medios tradicionales, pero en todo caso, aparecen en las conversaciones sobre todo de los participantes más jóvenes, y en mucho menor medida que las experiencias u observaciones personales.
4. Esto simplemente quiere decir que, si lo que vivimos en nuestro alrededor, en nuestra colonia, nuestro barrio, nuestra ciudad, o las situaciones de las que conversamos con familiares, amistades o incluso con usuarios de redes sociales, no se corresponden con los datos estadísticos que algún medio o institución nos proporcionan, vamos a tender a desconfiar de ellos.
5. Eso no significa que los datos estadísticos –con las salvedades arriba indicadas- estén necesariamente equivocados. Significa que nuestras propias observaciones o experiencias pesan mucho más en nuestra forma de entender y percibir la violencia y la paz que dicha información estadística.
En suma, si incorporamos todo lo que anteriormente indico veremos que el Índice de Paz México es un instrumento enormemente útil, que hay que leerlo a detalle, detectar la gran cantidad de áreas de oportunidad que el reporte señala para poder pensar la paz de maneras diferentes en nuestro país, pero sin dejar de cuestionar, de manera legítima, algunos de los datos en los que esta medición se basa. ¿Usted qué piensa?
Twitter: @maurimm
Texto en: https://bit.ly/1VOAqLA