Cox, David y Streeter, Ryan. 2019. “The Importance of Place: Neighborhood Amenities as a Source of Social Connection and Trust”. American Enterprise Institute (mayo): 1-12. https://bit.ly/2WJx0ly
Cox, David y Streeter, Ryan. 2019. “Having a Library or Café Down the Block Could Change Your Life”. The Atlantic, Mayo 20, 2019. https://bit.ly/2JwJneK
*Esta es una síntesis anotada realizada por CIPMEX sobre el texto arriba referido*
American Enterprise Institute Survey on Community and Society (SCS) fue quien realizó la investigación acerca del valor de vivir cerca de las instituciones y servicios. Como marco teórico utilizaron a varios urbanistas, como Jane Jacobs (pionera en el tema) que después de realizar estudios sobre barrios o vecindarios llegaban a la conclusión: las personas están dispuestas a pagar más por una casa que está cerca de las comodidades (amenities) y que están ubicadas en barrios transitables (Cox y Streeter 2019 1). Sin embargo, la SCS amplia este tipo de estudios al querer demostrar que la proximidad a una combinación de servicios del barrio está asociada con un valor no económico, como la satisfacción de la comunidad y la confianza.
La metodología (Cox y Streeter 2019, 2-3) que implementó el SCS fue una encuesta representativa nacional aplicado en diferentes tipos de comunidades (ciudades grandes, suburbios y ciudades pequeñas), que mide la cercanía de los estadounidenses a seis tipos diferentes de espacios públicos y comerciales: tiendas de alimentos o restaurantes; bares o cafeterías; gimnasios o centros fitness; salas de cine, boleras u otros lugares de entretenimiento; parques o centros recreativos; y centros comunitarios o bibliotecas. Al combinar estos espacios en una sola escala, se identificaron cinco categorías: comodidades muy altas, comodidades altas, comodidades modernas, comodidades bajas y comodidades muy bajas. Los estadounidenses en las comunidades de servicios altos viven en promedio a poca distancia de cuatro de los seis tipos de servicios del vecindario (caminando). Los estadounidenses en las comunidades de servicios moderados están en promedio a menos de un viaje corto en automóvil (de 5 a 15 minutos) de distancia, mientras que los residentes de servicios bajos viven en promedio de 15 a 30 minutos en automóvil de distancia. Asimismo, por medio de las encuestas se evaluaron otros patrones como el perfil de los vecinos, sentido de comunidad y el apego a la misma, confianza interpersonal e institucional y la eficacia política, la soledad y sociabilidad. De esta manera se logró obtener The Neigborhood Amenities Index. Acerca de esta sección veo varias fallas como no decir cuántas personas participaron en la encuesta y cuál es su margen de error, así como que es una encuesta hecha por estadounidenses para estadounidenses, así que es un buen inicio para después replicarlo en otras partes del mundo y compararlo para después poder generalizar.
En general, los hallazgos demuestran que incluso después de tener en cuenta los antecedentes educativos, la raza y el origen étnico, la ideología, los ingresos, la edad y la urbanidad, las personas que viven en comunidades ricas en servicios generan de manera positiva bienes no económicos, sino sociales como la confianza; mientras que disminuye las enfermedades sociales como la soledad (Cox y Streeter 2019 pa. 5). En cuestiones de las 5 categorías el 18% de los estadounidenses viven en comunidades de servicios muy elevados, el 15% vive en barrios de altas comodidades, el 44% vive en comunidades con un número moderado de servicios, mientras que el 20% vive en instalaciones con servicios bajos y el 13% con servicios muy bajos (Cox y Streeter 2019, 3).
Acerca de los perfiles de las personas (Cox y Streeter 2019, 3) que viven los distintos barrios se encontró que en aquellos con muchos servicios predominaban los estadounidenses blancos (70%); en contraste, con muy pocas comodidades, donde el 55% son blancos, el 18% son hispanos y el 18% son negros. En comparación con las comunidades con menos servicios, las comunidades con servicios elevados tienen una gran concentración de residentes con más educación formal. También hay una brecha de edad considerable, donde el 34% de los estadounidenses que residen en comunidades con servicios muy altos tienen menos de 30 años, en comparación con el 23% de los que viven en comunidades con servicios muy bajos. En esta parte hubiera sido interesante que también se evaluara la cuestión de género. Sin embargo, estos datos hablan de unas barreras físicamente invisibles pero que, sí existen y son construidos socialmente, y que separan a la sociedad como auténticos muros ejemplo, Belfast, Irlanda del Norte[1].
Sobre un sentido de comunidad y un sentimiento de satisfacción de la comunidad (Cox y Streeter 2019, 3-6) se obtuvo que, de manera general, los estadounidenses que viven en comunidades que tienen más servicios perciben a su barrio de manera mucho más positiva. De manera particular, esta sección dio a conocer 4 patrones: 1) los estadounidenses con servicios elevados tiene una menor probabilidad de expresar interés en mudarse en comparación con aquellos que viven en barrios con bajos servicios; 2) una correlación entre tener servicios cerca y el sentimiento de seguridad; 3) los estadounidenses que viven en comunidades con alto nivel de servicios tienen más probabilidades que aquellos que viven en un vecindario de servicios bajos para decir que las personas en su área están muy dispuestas a ayudar a los vecinos; y 4) los estadounidenses que viven en comunidades con una gran variedad de servicios en el vecindario tienen el doble de probabilidades de hablar diariamente con sus vecinos que aquellos cuyos vecindarios tienen pocos servicios, muchas veces esas conversaciones tienen que ver con el bienestar de su localidad. Toda esta sección se relaciona con uno de los pilares de la paz: buena relación con los vecinos, es decir, la cohesión social. Asimismo, CIPMEX realizó una annotation[2] acerca del modelo P/CVE para contrarrestar terrorismo, este texto se puede aplicar porque afirma que las comunidades tienen la capacidad de ayudar a identificar las causas de violencia, construir resiliencia social y prevenir polarización. En otras palabras, construir tejido social y aumentar la cohesión mencionada.
Sobre la confianza interpersonal e institucional y la eficacia política (Cox y Streeter 2019, 6-7-8) se encontró 4 patrones: 1) existe una correlación entre la proximidad a los servicios y la confianza hacia la gente que los rodea; 2) las personas en comunidades con servicios de alto nivel son los vecinos más confiados con los compañeros de trabajo y las personas que trabajan en la tienda que frecuentan; 3) el acceso a espacios más orientados a la comunidad también se asocia con una mayor confianza en el gobierno local (39% frente a 22%); y 4) tener acceso a las comodidades del vecindario también se relaciona con la forma en que pensamos acerca de nuestra capacidad para hacer una diferencia en la política, es decir, en influir en el gobierno, ya que mientras más servicios se tengan mayor influencia se cree que hay. Algunos de estos patrones los encontró CIPMEX en las entrevistas realizadas para las investigaciones, donde los participantes percibían una ausencia de gobierno desde su experiencia personal basándose en los baches, falta de luminarias y pocos centros recreativos como parques o actividades deportivas o culturales. Expresando una falta de desconfianza en el gobierno, a su vez un sentimiento de inseguridad con frases como “si ni siquiera pueden arreglar un bache, cómo puedo exigirle que me dé seguridad”. Por lo que, CIPMEX podría decir que la relación entre la confianza entre vecinos y con el gobierno, así como el sentimiento de seguridad (mencionado en el párrafo anterior) también viene relacionado con el buen funcionamiento de aquellos servicios que se tiene en el barrio. Asimismo, una forma de construir paz a corto plazo es poniendo en marcha el buen funcionamiento de los servicios públicos y comerciales. De igual manera, en el texto de Rosand sobre el terrorismo, se menciona la importancia de la confianza de la comunidad y de las autoridades para lograr construir resiliencia social y paz, así como atacar las causas de violencia en las calles. Esto último se relaciona con otra annotation[3], la cual demuestra el vínculo entre la falta de los servicios básicos como alumbrado público, calles bien pavimentadas, edificios, etc. y los niveles de violencia reflejados en los homicidios en adolescentes. Concluyendo que modificar los servicios puede ser un primer paso para prevenir actos de violencia.
El último hallazgo es relacionado con el aislamiento social y la sociabilidad (Cox y Streeter 2019, 3), donde se descubrió que los estadounidenses que viven en comunidades con una gran variedad de servicios en el vecindario son más propensos a socializar con sus vecinos, independientemente de dónde vivan. Por otro lado, para medir el aislamiento social se utilizó una versión modificada de la Universidad de California, Los Ángeles (loneliness scale). Donde se concluyó que los estadounidenses que viven en comunidades densas de servicios se sienten menos aislados socialmente que los que tienen bajos servicios. El sentimiento de aislamiento se puede relacionar con el terrorismo y/o radicalización, ya que los grupos terroristas ocupan el sentido de pertenencia para reclutar a sus seguidores, puede ser de manera física o virtual (por medio de las redes sociales)[4]. Asimismo, el aislamiento puede ocasionar sentimientos negativos (enojo, estrés, miedo, frustración) que pueden ser traducidos en actos violentos, ambos conceptos relacionados con la pirámide del odio[5].
En conclusión, esta investigación afirma que vivir cerca de servicios públicos y comerciales orientados a la comunidad trae una gran cantidad de beneficios sociales como una mayor confianza en la comunidad y en el gobierno local, menos soledad, y mayor sentido de apego al lugar donde se vive.
En el artículo periodístico menciona un resumen de la investigación y afirma que los nuevos hallazgos sobre los beneficios de la proximidad deberían desempeñar un papel cada vez más importante en las deliberaciones sobre políticas públicas y en el cómo y dónde construimos dichos servicios para la construcción de zonas más accesibles para todos. En otras palabras, tener las mismas oportunidades, esto favorecería la aceptación de los derechos de los demás (otro pilar de la paz), ya que como menciona el Modelo Holístico de Paz[6] en su primera dimensión (Paz fisiológica y psicológica) existe una paz sostenible siempre y cuando se convierta en realidad que las necesidades humanas básicas se sitúan en el centro del análisis, ya que el ser humano actúa como agente de o en nombre de los estados. Tales necesidades básicas son satisfechas por los servicios públicos y comerciales.
[1] Kraus, Benya. 2018. “Urban-Design as a Peace Building Tool” TedxTufts, 12:19. https://www.youtube.com/watch?v=Q5b9U6HHfdU
[2] Rosand, Eric. 2018. “Multi-Disciplinary & Multi-Agency Approaches to Preventing & Countering Violent Extremism: An Emerging P/CVE Success Story?”. Global Terrorism Index 2018, p.p. 72-75. Disponible en: https://bit.ly/2U0CpUW
[3] Culyba, Alison J., Jacoby, Sara F., Richmond, Therese S., Fein, Joel A., Hohl, Bernadette C., y Branas, Charles C. 2016. “Modifiable Neighborhood Features Associated With Adolescent Homicide.” JAMA Pediatr, no.170 (5): 473-480. doi:10.1001/jamapediatrics.2015.4697
[4] Awan, Imran. 2017. “Cyber-Extremism: Isis and the Power of Social Media.” Social Science and Public Policy 54: 138-149.
[5] Anti Defamation League. 2018. “Pyramid of Hate.” Accesado el 21 de enero del 2019. https://www.adl.org/education/resources/tools-and-strategies/pyramid-of-hate-en-espanol
[6] Tanabe, Juichiro. 2019. “Exploring a holistic peace model for sustainable world” in Academia, Japan: Eubios Ethics Institute, pp. 20. https://bit.ly/2VenDp9
*Si desea leer el texto original del autor referido, puede consultar este enlace: https://bit.ly/2WJx0ly y https://bit.ly/2JwJneK