El pasado 10 de septiembre fue uno de los días más importantes para la actual administración de EU. Fue un día tan confuso y movido que fue complicado percatarse de todas las cosas que estaban pasando.
Charlie Kirk, uno de los más habidos partidarios de las políticas de Donald Trump se encontraba, como le era habitual, perpetuando las narrativas racistas, reduccionistas y misóginas del actual presidente. Cuando Tyler Robinson le disparó en el cuello y lo mató. A las 12:23 pm en la Utah Valley University en Orem, Utah.
No busco celebrar la muerte de nadie, ni romantizar la violencia, ni atribuirle la responsabilidad a la polarización política que existe en EU hoy en día. Porque cuando pasan sucesos como estos la verdad más relevante no está en la dicotomía del debate. Normalmente, está en un tercer lugar más obscuro, como el senado de los Estados Unidos. Donde el mismo 10 de septiembre de 2025, a las 5:20 pm se sometió a votos la publicación de los archivos de Jeffrey Epstein; votación que falló 51-49 para el bloqueo de la enmienda que buscaba revelar todos los archivos sobre la investigación de Epstein, su red de pedofilia y trato de personas.
En EU una de cada cuatro niñas y uno de cada seis niños son sexualmente abusados antes de que cumplan los 18 años; se estima que anualmente, cerca de 325,000 niñ@s están en riesgo de convertirse en víctimas de explotación sexual infantil y tan solo el 12% de casos de abuso sexual infantil son reportados a las autoridades (NSVRC, 2025).
La red de tráfico de personas menores de Jeffrey Epstein secuestró, abusó y violentó a docenas, sino es que cientos de menores de edad. Misma red a la que no sólo, presuntamente, pertenecía Donald Trump, sino que prometió a lo largo de su campaña que iba a desmantelar y revelar toda la verdad sobre el caso y, una vez más, Trump le falló a sus votantes.
Hannah Arendt comenta que los movimientos fascistas necesitan construir figuras de mártires para legitimar su movimiento con 4 funciones que cumplen para el movimiento: Generar cohesión y sentido de misión, reforzando que la causa es tan trascendente que merece un “sacrificio sagrado”; Alimenta la propaganda, convirtiéndose en un recurso narrativo poderoso; Legitima la violencia y el sacrificio, al mostrar que “los nuestros” mueren por la causa y justificando la respuesta violenta y, finalmente, crea una mitología política, donde el mártir se convierte en mito.
Notando que el gobierno de Donald Trump y el poderío de Estados Unidos está en decadencia; quisiera preguntar: ¿Se pueden fabricar coincidencias? ¿Necesita Donald Trump un mártir para justificar su movimiento y alejar la atención pública de sus vínculos con una de las redes de trafico sexual más escandalosas y obscuras de la historia? ¿Qué más evidencia necesita el votante promedio en EUA para darse cuenta de la realidad de las cosas?