La pandemia silenciosa

Escrito por: Thali Kleinfinger. Publicado por El Sol de México el viernes 9 de agosto de 2024. Haz click aquí para leer el texto original. El cambio climático nos afecta más de lo que creemos… Este verano ha batido el récord como los más calurosos en la historia, continuando la tendencia de cada año superando al anterior en términos de calor.

Más allá de estas alarmantes cifras, es importante destacar que la crisis climática no es «imparcial en cuanto al género». Las mujeres y las niñas sufren los peores efectos del cambio climático, lo que agrava aún más la desigualdad de género existente y, sobre todo, plantea amenazas únicas a sus medios de vida, a su salud y a su seguridad (UN Women, 2022).

En este contexto, India ha registrado temperaturas de más de 50°C y, aunque han habido varias muertes, se detectó una variable, que nunca habíamos tomado en cuenta: la relación entre calor y violencia doméstica. Al ser el calor un estresante natural y, al tenerse que refugiar en interiores y cambiar las rutinas, ya sean tanto laborales como cotidianas, se ha demostrado que, al igual que se observó en la pandemia de COVID-19, se incrementan estas amenazas y estas violencias.

Las olas de calor, las inundaciones y la meteorología extrema afectan, en mayor medida, a los grupos más vulnerables y suponen un factor de estrés que agrava el maltrato hacia las mujeres (El País, 2023). Además, estudios han demostrado que, por lo menos, en el Sur de Asia, por cada grado que aumenta la temperatura, la violencia doméstica incrementa en un 6% (Dhingra, 2024).

Al respecto, organizaciones de base que apoyan a las mujeres en India han señalado que hay una relación directa entre factores climatológicos y violencia: “la causa es la penuria económica, cuando la familia no tiene nada que comer, los hombres descargan su impotencia pegando a las mujeres, que han sido educadas en la creencia de que marcharse no es una opción” (El País, 2023).

Todo esto nos demuestra que las políticas públicas climáticas no deben dejar a las mujeres al margen; al contrario, estas deben de proteger a las mujeres y ofrecerles apoyos accesibles. Los socorristas y los trabajadores gubernamentales deben recibir las herramientas que necesitan para ayudar a quienes corren riesgo de sufrir violencia doméstica, no sólo durante las olas de calor sino durante todo el año (Dhingra,2024).

Es fundamental encontrar formas de mitigar los efectos del cambio climático sobre las mujeres y, para ello, tenemos que por fin hacer las paces con el medio ambiente, haciéndonos responsables por nuestras acciones y estableciendo un sistema de rendición de cuentas hacia quienes elaboran las políticas que pueden o no dejar al margen a las mujeres y otros grupos vulnerables en la gestión de los factores extremos del clima.

“Las mujeres y el planeta tienen que tolerar mucho…”

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