El miedo no nos definirá

«El miedo no nos definirá»

Alexa Ramírez

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“IT IS OUR DUTY TO FIGHT, IT IS OUR DUTY TO WIN.

WE MUST LOVE AND CARE FOR EACH OTHER.

WE HAVE NOTHING TO LOSE BUT OUR CHAINS.”

Se oye el eco recorrer el área de llegadas en el Aeropuerto Internacional de Tom Bradley de Los Ángeles. El sentimiento del mensaje es palpable.

El viernes 27 de enero de 2017, Donald Trump firmó la Orden Ejecutiva que prohíbe la llegada de inmigrantes de siete países de mayoría musulmana (Libia, Sudán, Somalia, Yemen, Siria, Irak e Irán) y suspende la entrada a refugiados por 120 días. Refugiados que llevan meses en procesos de acreditación por parte del mismo gobierno estadounidense y que finalmente fueron aceptados para llegar. Esta Orden Ejecutiva no sólo discrimina a los musulmanes, sino que también viola varios tratados internacionales ratificados por Estados Unidos, incluyendo sus responsabilidades internacionales, sin mencionar la violación a su misma Constitución, valores e ideales. La gente se dirigió a los aeropuertos a protestar en cuanto salió a la luz que tanto refugiados como residentes estaban siendo detenidos en el aeropuerto con planes de deportación.

La primera movilización en Los Ángeles fue la noche del sábado, cuando se detuvieron a 14 personas en el Aeropuerto Internacional de Tom Bradley. La Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en ingles) enseguida se puso a trabajar para averiguar la legalidad de la orden de Trump y ver cómo conseguir un paro. El país inmediatamente se conectó a Twitter, Facebook y demás redes sociales para organizar protestas en los aeropuertos y rápidamente inundaron las notificaciones. Las publicaciones mostraron un mensaje de unidad y solidaridad; acompañar a las familias que se encontraban en una situación de confusión y vulnerabilidad, al igual que se pedía que cualquier abogado dispuesto a luchar contra la prohibición musulmana fuera al aeropuerto para unir fuerzas con el ACLU.

NO HATE,

NO FEAR,

REFUGEES ARE WELCOME HERE…

Al llegar al aeropuerto la noche del sábado 28 de enero, ya habían bastantes personas reunidas en el piso de salidas en el aeropuerto de LAX. El gentío parecía bloquear toda la puerta B de salidas así como las escaleras de ambos lados que llevaban al centro del grupo, donde estaban los representantes legales del ACLU y algunos familiares de los detenidos. La masa estaba conformada de gente de todas las edades, desde jóvenes hasta adultos con carteles de indignación (“Inaceptable”, “Somos mejor que esto”), de enojo (“Resiste al cheeto”, “Vergüenza”), de amor (“Puentes, no muros”, “Esta tierra fue hecha para ti y para mi”), de unidad (“UNIDAD ante adversidad y AMOR ante el odio”) y de reflexión (“El miedo no nos definirá”,Dame a tus cansados, a tus pobres, a tus masas amontonadas que añoran respirar libres”). Mientras tanto, adentro del aeropuerto, varios abogados y traductores decididos a ayudar cargaban sus propios carteles (“Abogados gratis”, “¿Familiar detenido? Te puedo ayudar”). Entre un mar de carteles resaltaba una jóven vestida de hijab portando sus dos pasaportes, una fila de personas encendiendo sus velas y personas repartiendo aguas y barras de granola a la gente a su alrededor. Todos esperando a escuchar respuesta de las autoridades entre cantos, aplausos, porras e intercambio de miradas de complicidad y amistad entre una multitud de extraños.

A las pocas horas, los abogados del ACLU lograron conseguir un paro temporal a la orden, pero se hizo una notificación por medio de un altavoz que no sería la primera ni la única protesta. Ahora más que nunca es cuando nos teníamos que apoyar unos a otros, estar presentes, mantenernos informados y participar. Se notificó en uno de los grupos creados para organizar la protesta que ya se habían hecho los arreglos necesarios para el día siguiente. Más evidente no podía ser que la prohibición musulmana no iba a suceder sin una fuerte lucha por parte de la sociedad civil. 

LET THEM IN,

LET THEM IN,

LET THEM IN…

La multitud que se presentó para la protesta del domingo fue mucho más extensa que la noche anterior, familias se presentaron con niños pequeños, y también estaban presentes personas de la tercera edad. Tan extensa que se fue dividiendo por grupos. Una ola se quedó afuera y continuó la demostración con pancartas exhibiendo uIMG_8331na variedad de creatividad, ingenio, poesía, versos y citas. Los cantos y porras resonaban por todo el aeropuerto, todas las voces convergían en una sola, se escuchaba el enojo y sentimiento de forma poderosa. Todos los protestantes con celulares grabaron y fotografiaron este momento tan intenso y poderoso para aumentar el impacto, para unir las protestas que pasaban en ciudades lejanas bajo un mismo movimiento. Las redes sociales eran nuestras, los usuarios tomaron control del contenido, las imágenes y los mensajes. Las redes sociales ya no le pertenecían a la gente de alto nivel, sino a la sociedad civil movilizada, motivada, enojada y lista para usar todos los medios para su revolución. La congregación de personas fue tan grande que se escuchaban varios coros a la misma vez, varias personas saliendo del montón para luego ser sustituidos por los recién llegados. Una segunda ola se encontraba en el piso de arriba, adentro del aeropuerto sentados calladamente con sus pancartas, esperando que su presencia fuera suficiente para presionar a las autoridades de Aduana a soltar a los detenidos de forma más rápida. Y mientras tanto una tercer ola, la de abogados, se encontraban sentados en mesas, otros en el piso o sobre cajas de agua trabajando tenazmente para apoyar al ACLU con la estrategia legal. Entre cada multitud hubo gente repartiendo aguas, barras de granolas, donas, y hasta cajas de pizzas pasaban por encima de nuestras cabezas. Bastantes donaron cafés y comida a los abogados que trabajaban exhaustivamente y a las masa de gente que con su presencia revivían los ánimos. Todos tenían su propósito, todos apoyaban a su manera, todos unidos por la misma causa: la protección de los derechos y el sentimiento de hermandad, moralidad, y humanidad.

NO TRUMP,

NO KKK,

NO FASCIST USA

La protesta del domingo comenzó a las 13:00 hrs y no fue disuelta hasta las 21:00 hrs, dejando atrás varias avenidas completamente saturadas de coches queriendo llegar a sus vuelos y la seguridad del aeropuerto vueltos locos con la organización del tránsito. Las redes sociales siguieron publicando fotos, videos y  protestas que tomarían lugar el resto de la semana en otros puntos de reunión para seguir ejerciendo presión sobre las autoridades responsables. Sólo unos cuantos detenidos en LAX fueron liberados entre el domingo en la noche y el lunes por la mañana. IMG_8298

Desde la primera marcha a favor de los derechos de la mujer fue evidente que esto era una lucha contra el sistema, contra la gente en el poder que busca detener el progreso y retroceder en todos los avances de los derechos humanos que se han logrado. Aquí radica el poder de la gente, en la movilización. Si algo nos ha mostrado el legado de esta tierra y este país es que las marchas o protestas son una herramienta para esa movilización, pero no son el fin último. Funcionan para visibilizar una inconformidad, para organizar a las masas y ejercer presión para luego crear resultados productivos. Por más que cada protesta, hasta ahora, ha tenido diferentes razones de ser, el espíritu de todas emanan de un mismo problema; la represión de los derechos de las minorías. No se trata sólo de las mujeres, o sólo de los musulmanes. Esta lucha es de todos, es la lucha de la humanidad y luchamos juntos por lo que es justo y necesario, comprobando una vez más que la justicia social no es una victoria única, sino un atrevimiento diario a seguir progresando.

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